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De la Mentira


Perikles: Consideraba las motivaciones que tienen las personas en general, para expresarse contrario a los dictados de la conciencia. Siendo la conciencia un estado de pureza que filtra y aprueba los actos nobles y reniega de los actos innobles. Aprueba las acciones virtuosas y rechaza las acciones viciosas. Pensaba en la conciencia de aquellas personas que optan por manifestarse de forma contraria a la verdad, resultando en consecuencia que sus dichos carecen de veracidad por haber preferido el engaño o la mentira. Tal vez, tú, amigo Plinio, puedas ayudarme en este asunto, ya que me resulta dificultoso entender, porqué ciertas personas tienen tendencia a desechar la verdad en beneficio de la mentira. Resultando la mentira perniciosa para los intereses de la propia persona que la enuncia.

Plinio: Interesante preocupación. Enhorabuena si puedo ser de utilidad alguna.

Perikles: Lo serás sin duda alguna, amigo Plinio, aún cuando no arribemos a una conclusión categórica. Siempre que ejercitemos el arte de pensar, tenlo por sabido, habremos ganado prescindiendo de los resultados. O acaso no es esto lo que predicamos permanentemente y nos esforzamos por hacer que toda persona, antes de abrir la boca para decir cosas sin fundamento, piense en las ventajas de hablar o seguir callado. Quienquiera que antes de hablar, piense lo que piensa decir, habrá encontrado dentro suyo las respuestas que esperaba encontrar en otros, sin advertir que la respuesta no estaba fuera, sino, dentro mismo.

Plinio: Es verdad.

Perikles: Siendo la verdad o la mentira, dos opciones que cualquier ser humano puede elegir. Dime Plinio, si es la verdad, es la mentira o ninguna de las dos, la acción que aporta honra a quien la expresa.

Plinio: La verdad, sin dudas.

Perikles: Las personas que tienen honra, a quienes comúnmente se las conoce como personas honradas, consideraran que ganan honra por decir la verdad, o será que la conciencia les hace preferir la verdad a la mentira, independientemente si ganan o no honra.

Plinio: Por ser la conciencia un estado preexistente, considero que es ésta la que hace veraces a las personas, y que la mentira es una acción racional volitiva.

Perikles: Quieres decir que la verdad nace de la conciencia. Que la conciencia como un ente, solo sabe decir verdades, por el contrario, toda vez que se desee o necesite mentir, se debe elaborar racional y voluntariamente un argumento sustentando en lo falso.

Plinio: Dices bien.

Perikles: Siendo la verdad una acción simple y la mentira una acción que necesita de una elaboración intelectual. Podrías decirme, amigo mío, ¿porqué la gente tiene tendencia a la mentira?

Plinio: Preguntas bien, Maestro. Eso es algo que he observado que sucede a menudo entre las personas, y personalmente lo he experimentado, pues he recibido mentiras sobre cosas banales. Mentiras que bien podrían haber sido evitadas, porque no arrojaban beneficios de ninguna especie a quien las producía, por el contrario, arrojaban perjuicio, al ser consideradas de allí en adelante como personas de poca honra.

Perikles: Sin dudas.

Plinio: De todos modos encuentro que existen dos tipos de mentirosos. Los patológicos y los estúpidos. De los primeros, no voy a agregar nada por existir abundante material al respecto, producido por sabios de la materia. De los segundos, si bien, también existe material, considero que se puede decir algo. No porque pueda decir algo mejor, distinto o mas inteligente. Simplemente, porque alguno de estos mentirosos, a los que denomino “estúpidos”, puede leer esto y a partir de ese momento modificar su conducta. La que por tratarse de una estupidez, es fácil y rápidamente modificable. Y como tú dices Maestro, si lo que pensamos, sirve para hacer pensar a los demás, ya habremos satisfecho nuestro objetivo.

Perikles: Dices bien.

Plinio: Están aquellas personas que siempre dicen la verdad, de quienes decimos que son personas honradas. En quien podemos confiar de las cosas que dicen, y con quien podemos conversar despreocupadamente, porque todo lo que hablan es verdad. Esta verdad se refiere a aquellas cosas de las que han sido testigos, o sobre acciones que realizaron o realizarán en el futuro. No me estoy refiriendo a aquellas personas que elaboran una especulación y la sostienen diciendo que es así porque es la verdad. Siendo una especulación no se puede inferir verdad.

Perikles: Es verdad.

Plinio: Resulta tan beneficioso para las personas honradas, decir siempre la verdad, que aún mintiendo, de seguro, al ignorar la mentira, las personas defenderán esos dichos, por haber sido dichos por una persona honrada. Nótese las enormes ventajas que acarrea el ser veraz.

Perikles: De seguro.

Plinio: Las mentiras banales, las mentiras triviales, las mentiras que denomino “estúpidas” son aquellas que pueden y deben evitarse. En este caso, voy a valerme de algunos ejemplos, porque ya lo dicen los sabios: “un ejemplo vale por mil palabras”. Están aquellos que yendo a pescar, pescan dos, pero al preguntárseles, manifiestan que pescaron cuatro. O si eran pescados chicos, dicen que fueron grandes pescados. Ejemplos como estos, de seguro que abundan, y todos nosotros hemos sido mentidos de esta forma.

Perikles: Es verdad.

Plinio: Están los que trabajando, mienten sobre el trabajo que han realizado, agregando en su provecho tareas que no ejecutaron. O aquellos que vendiendo algo mienten sobre la calidad o cantidad del producto que venden, obteniendo una ganancia que no merecen. O aquellos que describiendo sus aptitudes, inventan actividades o títulos que no consiguieron. O aquellos que entrenando, mienten sobre el entrenamiento realizado, sea en calidad, cantidad o tiempo. O aquellos que hablando de terceras personas, lo hacen mal e inventando situaciones que no existieron, o ponen en boca de aquellas, palabras que nunca dijeron. Como verá Maestro, son mentiras que en muchos casos pueden ser evitadas y en otros casos, deben ser evitadas por el daño que producen a los terceros.

Perikles: Dices bien, amigo mío. Siendo que tenemos abundantes ejemplos que hablan por sí de las mentiras, sigo insistiendo sobre esto, porque me interesa saber cual es la motivación, si existe. Dime Plinio: De todas las personas que has escuchado mentir y de todas las mentiras que te han contado. ¿Estas mentiras fueron dichas por personas cultas e instruidas o personas incultas, sin instrucción?

Plinio: Maestro, mi respuesta no puede ser considerada de modo absoluto, por cuanto no he realizado una estadística al respecto, pero apelando y confiando en mi buena memoria, contesto con bastante seguridad, que no recuerdo haber escuchado mentiras de las personas incultas y sin instrucción.

Perikles: De las personas cultas e instruidas, que recuerdas que han conversado contigo y te han expresado mentiras “estúpidas”, conforme tu calificación. ¿Podrías decirme si recuerdas a alguno que pueda ser considerado sabio?

Plinio: No lo recuerdo.

Perikles: A priori, estaríamos en condiciones de afirmar, que ni los incultos son mentirosos, ni los sabios son mentirosos. Con respecto a estos últimos, crees amigo Plinio, que si ellos mintieran, ¿estaríamos en condiciones de darnos cuenta de que están mintiendo?

Plinio: De seguro que no.

Perikles: Dices bien Plinio, puesto que si un sabio tiene que mentir y debe mentir, lo hará de tal forma que ni tu ni nadie se diera cuenta de la mentira. Consecuentemente, también podemos afirmar que mienten de forma deficiente, o dicho de otra forma, son mentiras estructuradas y argumentadas de manera poco inteligente, las mentiras dichas por personas con una instrucción deficiente. Puesto que si tuvieran una instrucción eficiente, no mentirían y si tuvieran que hacerlo lo harían de modo tal que no se podría descubrir.

Plinio: Es verdad.

Perikles: Puesto que muchas personas no son lo suficientemente sabias como para producir mentiras eficientes, pero su inteligencia les alcanza para discernir las ventajas que tiene el decir la verdad, y las desventajas que tiene el decir mentiras. Esto es, que el decir verdad las hará personas honorables y de modo opuesto, el decir mentiras, las hará personas sin honor. Piensas igual, amigo mío.

Plinio: Pienso igual, Maestro.

Perikles: Siendo que las personas en su mayoría desean el bien por sobre el mal, y desean aquello que los beneficia por sobre aquello que los perjudica. Además, de manera natural se prefiere la verdad a la mentira, tal como vimos con aquellas personas incultas o poco instruidas.

Plinio: Es verdad.

Perikles: Entonces, amigo Plinio, podemos afirmar que a mentir se aprende. Pero que nadie aprende racionalmente aquello que lo perjudica, por el contrario se aprende todo aquello que lo beneficia. Consecuentemente, ese aprendizaje tiene que ser de modo irracional, como por ejemplo, por simpatía o por imitación.

Plinio: Corrígeme Maestro si no he entendido bien. Cuando dices que se aprende a mentir por imitación, te refieres a aquello que se aprende durante nuestra niñez, donde copiamos o imitamos lo que hacen las personas mayores. Esto es que si nuestros padres, tíos, abuelos, amigos de la familia, vecinos, maestros, etc, mienten, nosotros, siendo niños copiamos o imitamos esa conducta y luego también mentimos. Porque, si aquellas personas mayores mienten, y a priori parece que no está mal, pues, nosotros también podemos mentir y tampoco estará mal.

Perikles: Dices bien.

Plinio: Y cuando dices que se aprende por simpatía, es cuando aprendemos algo que hacen aquellas personas que ejercen cierta influencia sobre los grupos humanos. Esto es, copiar, aquello que hacen las personas que despiertan nuestra admiración y simpatía. Independientemente de la calidad de sus dichos y afirmaciones. Sus dichos y afirmaciones nos provocan una adhesión sensible e incondicional. Estas personas públicas, notorias e influyentes, pueden ser virtuosas o viciosas. Ambas tienen aceptación en el público masivo. Si la admiración es hacia una persona virtuosa, copiaremos virtudes. Pero, si al contrario, la admiración recae sobre una persona viciosa, copiaremos tales vicios.

Perikles: Por ejemplo.

Plinio: Los artistas, deportistas, políticos, etc, tienen llegada sobre grupos masivos. Dentro de estos, existen virtuosos y viciosos, pero lamentablemente, tienen mayor penetración en los medios de comunicación y en la gente en general aquellos que se destacan por sus vicios y mentiras.

Perikles: Lamentablemente, se asocia el éxito con la mentira. Sino habría políticos que dirían si y solo sí la verdad.

Plinio: Utopías.


General Roca, 13 nov 2006

Texto agregado el 11-03-2011, y leído por 129 visitantes. (3 votos)


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