“Te dormiste un día, vendedor de yuyos / con un sueño largo p´a no despertar…/ Nunca más se oyeron los pregones tuyos: / “Yuyitos del campo, pal bien, y pal mal…”
Atahualpa Yupanqui

Resulta que es tu cumpleaños, y vas de la cocina a la galería llevando empanadas, taquitos, salchichas envueltas en masa. Tus invitados charlan animadamente y es un lujo que hayan venido, hay buena onda, que estuviste en el mar, sí pero qué cortas se hicieron las vacaciones, impresionante la arena blanca, ¿no?, y mucho sol, mirá el color de los chicos.

Pero ahí llega él, camisa blanca y un escandaloso perfume Polo norteamericano. Mocasines de carpincho y sonrisa en alto se abraza con todos y todas, besa a las mujeres como si fueran sus novias y vocifera saludos a los cuatro vientos, queridooooooo, queridaaaaa, mi amorrrrrr, y ha pasado a destejer la buena onda, el clima del encuentro, inevitable mirarlo por el ruido que hace, sus chistes cordobeses gastados y groseros, que cierra con una carcajada estruendosa para festejar sus propias ocurrencias. Amigoooo, traete otra cerveza, te grita desde el sillón de jardín donde se ha instalado, con los pies apoyados en otro sillón para mostrar los mocasines de carpincho, la camisa abierta para mostrar el quemado de pileta de barrio. Al mismo tiempo picotea cada empanada, cada taquito, prueba todas las salsas. Entonces vas a la cocina y le llevas la cerveza y esa salsa que has preparado especialmente para él, cuya receta es así:

Ingredientes:
- Una cucharada de semillas de Rosa de Berbería
- Astillas de madera de Taxus baccata (tejo)
- Unas hojas de hyoscyamus niger (Beleño) molidas y disueltas en vinagre.
- Dos chiles chipotles
- Sal y azúcar en cantidad suficiente para suavizar el amargo sabor del beleño.
- Kétchup y jugo de tomate para dar color y reducir la acidez de la receta
Se hierven las semillas, los trocitos de tejo y el beleño en un recipiente que luego se descartará.

En un sartén se saltan en manteca los chiles, se agrega el kétchup, el tomate, la sal y el azúcar hasta lograr una salsa roja y espesa. Agregar todo al primer recipiente, y revolver con una cuchara de plástico descartable hasta obtener una salsa roja uniforme y brillante.
Es importante trabajar con guantes descartables, y en lo posible barbijo y protección para los ojos, ya que el vapor de esta cocción es extremadamente agresivo.

-Tu cerveza, y unos tacos con una salsa de mi especialidad…
- Gracias amigooooooo, sos un gran chef…! te dirá mostrando su mejor sonrisa, para darse vuelta inmediatamente y seguir ametrallando con indirectas a la mujer de su socio.

Unos minutos más tarde podrás advertir:

1. Que el indeseable ha bajado el nivel de ruido y escucha sin entender el diálogo entre dos invitados. Se dirige cansinamente a un rincón donde se sienta con expresión ansiosa y el rostro transpirado.
2. Que la reunión recupera su curso normal y el murmullo de las conversaciones es ahora una música lejana y placentera.
3. Que el catador de la receta se retira caminando rápido, haciendo un saludo generalizado con la mano temblorosa.
4. Que a los pocos segundos se escucha desde la calle una frenada y un impacto sonoro y breve.

Recuerda enterrar los restos de salsa, guantes, barbijos y recipientes utilizados en un pozo no menor a 60 cm. de profundidad, ya que el contacto con alguno de estos elementos podría matar a tus propios perros en segundos.