Miró su fotografia y se convirtió en su obsesión. La deseaba cada minuto de vida. Soñaba con acariciar su blanca piel. Cada mañana sus dedos perfilaban sus labios la sentía cerca. Un escalofrió recorrió su cuerpo al recordar su ausencia. Se sembró en su corazón, Y descubrió que aun se sentía vivo. Cada noche en la soledad de su cama, la hacia suya. Recorría sus cumbres saciando su sed de amor. Sus manos se perdian ansiosas en el cuerpo ardiente de su amada. Sus bocas hambrientas se devoraban mutuamente. La cueva del deseo esperaba impaciente la llave que le llevara al éxtasis. Un sudor frio termino de anestesiarlo Y se durmió impregnado de amor y deseo.
Texto agregado el 06-03-2011, y leído por 326 visitantes. (26 votos)