el sol brillaba como nunca... tomé las manos de dios y me puse a orar... todo se hizo silencio. el sol dejó de brillar y la luz de dios empezó a brillar... eran tiempos de aquellos, cuando las noches son días, el perro deja de ladrar moviendo la cola sin parar... era tan lindo vivir, pero mi cuerpo estaba agotado de tanto andar... solté las manos de dios y volví a mis pasos, aquellos que dan vueltas y vueltas como un gato tras su cola... perdido fui encontrado por algo que dijo palabras de dios, era un hombre sin sombra, tenía ojos sin ojos, y boca sin boca, hablaba de algo sin palabras, pero eran palabras de dios, llenas de silencio y un sentimiento como de sombras tras el sol... en una casa sin puerta entré. las paredes estaban llenas de ojos, y el techo tenía luces eternas... busqué un lugar para mi cuerpo agotado. encontré dos manos muy grandes que no dejaban de llamarme... puse mi cuerpo agotado en las manos muy grandes y descansé por mucho tiempo sin tiempo... era un lugar donde los sueños se suceden uno delante del otro... figuras de colores y formas bailaban a través de mi conciencia... y cuando todo estaba en su punto final, nació el sueño de dios, y en él, volví a la muerte y a la vida, al contento y a la duda, a todo y a la nada... el sol quemaba y llenaba mi piel de llagas cuando busqué un lugar para despertar, y desperté...
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