No está aquí, ya mi amor se ha marchado y ha dejado aquí en mi piel impregnado su olor y su aroma, parece tan sutil, encantador, suave murmullo de una tarde de lluvia que golpea los cristales de las ventanas y los empaña completamente.

Mortal seducción, que me envuelve, me hechiza, me acorrala y me mata. Ya no está ya se ha ido pero me ha dejado el sabor de sus labios, me ha dejado su mirada, me ha dejado, su tacto…y las mil y un caricias que hizo en mi piel estremecer mi cuerpo con dulzura y pasión.

Sus palabras resuenan a lo lejos, parece un eco que se ha quedado atrapado en el silencio, parece la voz de mi corazón que aún suplica por verla volver, que aún no se resigna que aún deambula por la noche estrellada esperando verla otra vez.

Ya no está ella, ya se ha marchado, ha salido el sol y junto con la luna se ha ido de mi lado, no me queda dolor, tal vez desilusión, tal vez depresión una infinita angustia de extrañarla en cada latido que mi corazón arroja.

Ya se ha ido ya no está, me es tan lejana casi intocable casi imperceptible, es como si solo estuviera en un recuerdo, en un sueño que se ha extinguido que se ha esfumado en la inmensidad.

Ya se ha marchado y las tardes sin ella me resultan tan extrañas, inclusive las noches son casi infinitas, vacías sin su calor sin su pasión…