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Crónica de un amor I

Después de mi despertar de conciencia, del momento donde me percate de que yo existía, que era diferente al resto y que el paso del tiempo es irremediable y me llevaría de manera fatal a la muerte. Busqué la balanza de la existencia; esa era la parte real o trágica (la muerte) pero la vida tenía magia y esa magia era el amor, fue en ese instante que me percate que tenía una aventura por delante.
Supe que un día encontraría una mujer especial y me acompañaría por el resto de mi vida, ese día se me hizo obsesión indagar si cada una de las mujeres viables que estaban frente a mi era la adecuada.
Pronto tuve la oportunidad de comenzar mi exploración, mis primeros devaneos amorosos los realice a temprana edad. Mis primas vivían cerca de la casa y una de las gemelas me llevó a explorar la naturaleza erótica debajo de un nido que ella había construido bajo la sombra de un nopal.
Me sorprendió introduciendo su lengua en mi boca, no hice ningún juicio al respecto pues decidí (inconscientemente) asimilar todas las experiencia sin prejuicios, la decepcione por mi candidez, pero me había revelado una puerta novedosa, misteriosa, enigmática y placentera. No estaba dispuesto a renunciar a ella.
Aunque mi conciencia forjada a fuego y biblia me gritaba que estaba en camino del infierno la curiosidad por la vida pudo más que mi “temor de dios” Seguí buscando opciones para ver si en mi precaria y corta existencia encontraba lo que trilladamente llaman: “el amor de mi vida”
Siguió en turno una vecina escurridiza a la que sólo tuve escaso acceso, no sé si por su excesiva juventud (que ya era decir mucho) o mi ansiedad de cazador inexperto.
El intento fracasó y la deje desfilar. Sucedió algo inusual su pequeña hermana me buscaba con ahincó y frecuencia, con ella si tuve mis extravíos amorosos que emitían aromas de niños jugando a ser adultos y emulando caricias nuevas que nos llevaron a un callejón sin salida.
La inocencia se interpuso enorme y nos dejo aturdidos ante las ansias que dan dos cuerpos núbiles intentando encender con agua la madera nueva de un futuro lejano aún.
Me comportaba de manera natural abierto y dispuesto. Buscaba jugar a ese juego misterioso que siempre me llevaba a un precipicio en el cual me tenía que detener. Entre recreos y escondites muchas veces probé labios infantiles que sabían a caramelo e inocencia pero al igual que yo tenían la curiosidad de saber qué había detrás de la piel del otro humano.
Fueron decenas de juegos fatuos en los secretos de lo prohibido, hasta que la pubertad despertó al macho humano que llevaba dentro y se convirtió en una danza que no tenía por límite el callejón sin salida o el abismo, sino la luminiscencia de un éxtasis arrebatado llamado: pasión, donde se calcina todo el ímpetu interno de las ganas de poseer al otro.
Una tarde de primavera al salir del arrollo unos ojos de niña maliciosa se posaron en mí y con la complicidad de mi abandono: me regaló una tarde inusitada donde los besos y caricias dejaron de ser de caramelo para convertirse en realidades de piel y alma de mujercita en la efervescencia de la existencia.
Por primera vez supe que la muerte se repite en el amor, se muere unos instantes al pasar (creo yo) a formar parte del otro ser humano con el que se comparte el espacio, el alma y el cuerpo.
La muerte es real, se muere por que se entrega un fragmento del espíritu y yo morí ese día con ella un poco todos los días: primero porque se tuvo que ir de lugar y segundo porque nuestra relación sanguínea, nos imposibilitaba estar juntos, además los dos teníamos naturaleza de aventureros y exploradores.
La vida apenas comenzaba y ninguno de los dos estaba dispuesto a perder la oportunidad de seguir explorando. Nos hicimos cómplices para beber de la fuente de la pasión pero con un pacto callado de no pasar de lo placentero.
Aunque ambos sentíamos un amor genuino y un deseos arrebatado.
Los lugares de encuentro eran de lo más insólito: cocinas, azoteas, autos, ella siempre se colaba a mis dormitorios –incluso- cuando en la misma cama estaba la abuela, eso le daba un toque de emoción que atizaba la experiencia.
Todo concluyo por que estuvimos cerca de ser descubiertos y dejamos esa rica experiencia que nos marcó la piel. Ella siguió los pasos comunes de una mujer, convirtiéndose en esposa y ama de casa, por fortuna o (infortuna) nos alejamos y no la volví a ver.
El agua y la higiene siempre fueron cómplices o precursoras de esas vivencias: un día salí del baño con la toalla enredada en la cintura, forzadamente tenía que pasar por la sala donde estaban dos hermanas que eran mis anfitrionas y ambas me comieron con la mirada, lo percibí e hice una broma, (comparándome con un famoso cantante) por la noche la más joven se coló por la obscuridad y me regalo caricias y lujuria que me dejaron marcado para siempre.
Las visitas a la casa de la abuela también me reglaron experiencias maravillosas que me llevaron a tener gratas vivencias. Fue la época en la que el color de la piel se mezcló con mi sudor y se convirtió en ganas de más experiencias.
El ingreso a un mundo prohibido y tentador me hizo seguir buscando vivencia parecidas y la existencia me dio innúmeras veces la sorpresa, las visitas a conocidos y familiares se convirtieron en perpetuas posibilidades de sucesos que de buena manera no terminaron en tragedia ni embarazos, sino en hermosos recuerdos llenos de nostalgia y pasión inacabada que aun incendia las paredes del pasado.
Además de las casas y los periodos vacacionales; las escuelas se convirtieron en paraísos de exploración y conocimiento, también me regalaron momentos sublimes de intercambio de ansias, con el deseo perpetuo de poseer el alma de la amante en turno. Se rebeló (la escuela) como una caja de pandora que me sedujo con nociones profundos y extraordinarios, con historias de personas fantásticas que se arriesgaron hasta el límite por mejorar este mundo y con promesas de pasión lujuriosa en los recesos y finales de clase, hasta el punto de perder la noción del tiempo y la conciencia…

Texto agregado el 02-03-2011, y leído por 154 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
02-03-2011 comenzaste otra nueva aventura y ya estoy prendada, espero siga tu inspiración así yo disfruto ******* shosha
 
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