Risa nerviosa anticipa el regreso, no a Santiago sino que a ese lugar que en algún momento me recibió distinta e insegura; con esa sensación de ser incapaz de disfrutar después de acontecimientos dolorosos... ese lugar de poetas imitadores del dueño de casa (Don Pablo Neruda) y de bellos atardeceres... se cumplen dos años de no haberme querido quedar en este mismo lugar por no atreverme a sufrir más, sí no quería convivir con este padre en ese momento y alejarme de la madre paciente: de esa dependencia, de su intentar hacerme feliz...
Hoy siento que el tiempo nuevo no es en vano. Luché por este reencuentro y esta vez sentí la paz de ese azul inmenso y el ruido del silencio eterno... hoy al lado del compañero que no pude dejar ir de mi vida y que me costó enamorarlo para tenerlo nuevamente.
Diferentes circunstancias, ambas valoradas intensamente...
Era mío este MAR, porque yo necesité tenerlo como si fuera la última vez que tendría dos días junto a su infinita existencia...

Quiero gritar por esa plaza de poetas que hoy escribo otra vez, que hoy valen más estas palabras porque quiero vivir.