Que en esta noche plateada
más brillante que un lucero
te digo cuanto te quiero
haciéndome sentir deseada.
Qué otra caricia soñada
de aquel amor que vivimos
tan buscada por caminos
la perdí entre los recuerdos.
Que la suerte es de los cuerdos,
y no de los deprimidos.
Texto agregado el 28-02-2011, y leído por 258
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