Febrero 2011. ¡Gracias!
En medio de un fuerte frio, que provoca lluvias torrenciales en la región, con nevadas de una a tres pulgadas en las partes medias y de uno a tres pies en las zonas altas, así como fuertes vientos con ráfagas de 50 a 65 kilómetros que provocan inundaciones, encharcamientos, flujos de lodo, debilitamiento de muros, bardas y taludes.
Y en este gélido ambiente que nos ciñe, rodea, envuelve, inmoviliza, estruja, abraza y adormece, he recibido tus cálidas líneas.
Palabras que me arrancaron sonrisas y lagrimas, elementos que liberan el alma.
¡Gracias!.
¿Cuántos sentimientos y presencias caben en un inesperado saludo?
Mi mente me hace pensar que es el inconsciente de un instante en la existencia, que me puede hacer sumergirme en el cofre de los tiempos pasados, donde mil duendes se asoman en garabatos.
Cada uno es una historia donde el llanto y la risa se mezclan y siento el abrazo de la ausencia.
Me dejo envolver por los momentos pasados que siempre caminan conmigo.
Creo que cuando de verdad estimas, compartes una sonrisa, unas líneas, un instante de tu vida, y entonces, por un momento el alma se asoma a la eternidad, radiante se ilumina, se eleva y funde con algo más grande.
Es el misterio de un gozo pleno que toma todos los sentidos y al mismo tiempo, conecta con la propia esencia.
Eso fue lo que sentí al encontrar tus líneas, colmadas para mí, de significados emocionales.
Instante que toca mi alma, momento que gira sobre el cariño, sinónimo de amor.
Sentimiento que logra recuperar la fe en el ser humano por la belleza que es capaz de crear, es como caminar en una cálida playa al atardecer para descansar un poco del mar del desencanto.
En ocasiones, la expresión más amorosa y elocuente, es el silencio, aunque le sigue la emoción compartida, la comunicación abre puertas interiores, se apodera del alma, tiene la magia para conducir hacia la luz, hacia el amor infinito.
Con el puente de comunicación, nos damos cuenta que el amor esta dentro y no afuera, que es más grande que cualquier cosa, más grande que el ego, que la mente, que los miedos, o las culpas.
Cuando nos unimos, nos conectamos, y nos sentimos parte del todo.
No hay persona que disfrute plenamente del comunicar emociones, recuerdos, esperanzas, experiencias, cariño, y que sea mala.
El compartir, como el amor, saca lo mejor de cada quien, toca la vida, la transforma, es el material del que esta hecha la felicidad.
Por eso, cuando elegimos rumiar en silencio las emociones negativas, compramos un boleto al dolor.
Es imposible odiar, guardar resentimientos, enojarse, y sentirse en paz, ser feliz.
Juzgar encadena al espíritu, engañar provoca inseguridades, porque lo que se hace a otra persona, me lo hago a mi misma.
El compartir el cariño, es dar amor, y tiene el poder de cambiar la vida, la comunidad y el mundo.
Y con el tiempo, crear el cielo en la tierra.
Después de tu mensaje, las rendijas del tiempo se abrieron en forma espontanea y sin relación alguna, sólo que me permitieron ver sucesos que fueron construyendo nuestra relación.
Y muchos de estos acontecimientos, fueron cotidianos, aparentemente sin relevancia, aunque actualmente, se ven reflejados en nuestra personalidad.
Desde BC, rincón existencial donde el frio, ups, se cuela hasta por debajo de los calzones y entume los huesos. Andrea Guadalupe.