Cerca del final nunca esperado


Es ya un minuto ante el silencio casi profundo
Como permisible y casi lacónico.

- ¿Estaremos en verano?
Se ha de peguntar el viajero nocturno
Al estar a la mira de dos estrellas con sus parpadeos.

Recuerdos que vagan de rama en rama
Para llenar la flor de avispa con dulces recuerdos
De los parajes vivos
Y de los amantes clandestinos.

- ¿Vendré solo, acompañado; o quizás nunca más?
Siento un parpadeo
Y las palpitaciones de mi corazón resonando en mis odios
El temor aquí ha terminado.

Siendo yo tu egida interior
No sientas ajeno temor, vespertino.

Calzo mi esperanza; como salvaje verónica
Lanzo mi mirada siempre hacia delante.

Es ya el momento de regresar
- Serán los hombres quienes lloraran
- En cada casa por la que hemos partido.


Quiero con mis manos acabar el furioso camino
Aquel que nunca se destruye
Aquel que siempre llevamos dentro.