Tengo una amiga. Declaro esto sin tapujos y sin ningún ánimo de confesar algo inconfesable. Indiferente a su físico, estado y condición, yo siento que hemos logrado una sintonía tal que a veces me estremezco ante los misterios de la naturaleza, en la que tanto nos escudamos para estandarizar todas nuestras acciones.
Ella es una mujer de una pureza divina, cada palabra suya surge revestida de una aparente inocencia, que a poco andar, se trueca en una certeza abismante. Cada frase suya se reviste de una lógica no carente de magia, hemos logrado sublimar lo pedestre para introducirlo en los campos vedados de lo onírico.
Lo más bello, es que ella me acompaña aún en las situaciones menos convenientes, y aún así, dialogamos y hacemos florecer el ingenio y la intuición, reímos hasta el agotamiento, le levantamos los faldones al pragmatismo y, de este modo, el mundo se irisa con refulgente cromatismo. Pareciera que todo se complaciera con nosotros y se mezclara en nuestras locas divagaciones. En esta deleitosa cita, nada ni nadie queda ausente, ni la brizna, ni la piedra, ni el perro que nos acompaña a todos lados.
Lo penoso, es que ella pronto partirá, aunque sé que es para su beneficio. Me ha contado que incursionará en una de las artes que más emparientan al hombre con la divinidad: la danza, y ante esto, me arrodillo y ruego a Dios saberla muy pronto encandilando al público de todos los escenarios del orbe.
Cuando ella ya no esté, sentiré una pena infinita, se apartará de mi lado, mi cómplice, mi par, mi amiga. Rememoraré su nombre, inspirado en una piedra preciosa que es reconocida por ayudarnos a encontrar nuestra paz interior y relajar nuestro espíritu.
No la nombraré, porque no quiero adjetivar un sentimiento tan puro y tan profundo como éste. Sólo aguardo que su ser continúe embriagando a las almas sensibles y jamás pierda esa sonrisa cristalina que la caracteriza. Adiós y buena suerte, maravillosa amiga. ¿Qué otra cosa puedo decirle a una pequeñuela que recién se empina en los cuatro años, pero que supera en sabiduría a tantos y tantos seres?
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