Mientras el ascensor cierra sus puertas y marco el decimo piso, comienza el vértigo, el mismo que sentía a los 7 años. Respiro, trato de no pensar, estoy a 3 pisos de casa, respiro, pero se cuelan las imágenes, mientras mi hija me pide que no apriete su mano, mostrándome su ipod.
Desde niña supe que no era mi lugar, que me iba a largar de allí a penas pudiera crecer. Nunca entendí por que los otros niños no distinguían como yo, la semejante injusticia en la que vivíamos y abrazaban esa mierda con orgullo y pertenencia, yo no. Yo mostraba mi desprecio antes de aprender a sumar, y mi cara de niña triste, mis respuestas desafiantes, mis buenas notas a pesar de mis conductas disruptivas en el colegio, no pegaban con el conformismo de quienes se ocupan solo de pasar otro día. Por eso no tenía amigos, porque era dolorosamente distinta.
Las mujeres del campamento me miraban con rabia, yo me aguantaba el estomago apretado y les devolvía la miraba con lastima, sus hijos me pegaban cuando podían porque era “la creida”. Mis padres igualmente miserables como todos los demás, eran más amables con los vecinos cuando yo estaba presente y ofrecían sonrisas de disculpas por esta niña que no sabían de dónde sacaba esas ínfulas. No nos entendimos nunca, mi madre rezaba conmigo por las noches el ángel de la guarda, mientras el frio mortal del desierto se filtraba por los cartones que ellos fingían como casa, y el hambre me mordía la panza, yo rezaba por escapar a una vida mejor.
Piso 10, se abre la puerta y mi hija menor corre hacia su hermana, entro a mi casa, saludo a mi nana y me voy a respirar a la terraza, mientras vuelvo a leer tu mensaje de texto, “vuelvo a Chile”. No me alcanza el aire después de leerlo nuevamente. En el fondo siempre supe que regresarías, pero esperaba estar más lista que cuando me dijiste que te ibas. Hace siete años fue la última vez que vi al general que fue tu padre. Hablaba con los míos en el matrimonio de tu hermana. Cuando me vió, se volvió mudo y solitario. No me arrepiento de nada. Pero no quisiera mover las aguas y tu vienes a eso...