Así pasan los días en la ciudad, sin mucha esperanza de cambiar la situación que en mi vida pasa, no entiendo como existe tanta gente aun con una sonrisa en la cara, será porque han recordado un buen chiste o recordaran la buena noche que pasaron descansando con su mano en lugares púdicos, o mejor aun recordando que si pudieron compartir esa energía reprimida y derramarla en otro cuerpo deseoso, cansado y sudado que esperaba con gusto.
Sigo caminando por las avenidas que tantas veces me han visto transitar, los mismos negocios aunque un poco mas decadentes, las ventas no mejoran y los problemas aumentan aparte se ve que no los dependientes de la peletería de la esquina no tienen una buena relación ya que atienden separados dentro del mismo local cada quien en su extremo, si deseas una paleta de chocolate te atenderá ella, o si la deseas de vainilla tendrás que ir al otro extremo con el, no se como pueda ayudar a ese matrimonio, podría ser que compre dos paletas pera no herir a ninguno.
Sigo caminando con dos paletas y no se que hacer ya que ningún sabor me gusta, pero tengo que elegir una, me quedare con la de chocolate, (no se por que tengo la idea que es un sabor mas masculino que la vainilla), mientras devoro una la otra se derrite y se escurre por mi mano, tengo que tomar una decisión rápida, y como mis soluciones siempre son poco pensadas y por lo mismo bastante estúpidas, decidí regalarla a la primera chica que se me cruce en el camino, nunca pensé que fueras tu.
Tengo que pensar mas mis decisiones, no puedo seguir con esto, o mínimo ver mi entorno, ya que esas avenidas aburridas por mi presencia me jugaron la mala broma de conducirme hasta una parte de la ciudad que no va con mi personalidad, y la gente que pasea por ahí me ve como un extraño. Aunque no lo crean existe gente como yo.
Pero la decisión estaba tomada y si he engañado a muchas personas con decisiones que nunca fueron cumplidas, no podía fallarme a mi mismo, así fue que apareciste tan plena sonriente, gafas oscuras repeliendo el sol de la tarde, blusón blanco que a su vez cumplía la función de repelente de miradas insinuantes puesto que también utilizabas unas mallas que de no ser por la prenda mencionada dejarían muy poco a la imaginación.
Me pare frente a ti decidido a regalarte la ya muy deteriorada paleta, tu sonrisa desapareció, de haber podido ver tus ojos seguramente hubieran estado llenos de sorpresa sin embargo solo observe el reflejo descompuesto de un tipo sin mucho porte, trataste de evadirme, pensarías seguramente que te pediría una moneda a cambio de dicho presente, y con esta pinta que traigo no se te puede culpar por eso, yo decidido a hacer valer mi decisión evite que pudieras avanzar hasta que tomaras lo que quedaba de esa paleta que ya en este estado seria un ejemplo de mi dignidad, desgastada, rechazada, derretida.
-Te la regalo-dije- muy seguro
- No la quiero- respondiste aun con mas seguridad
No entiendo por que no tomabas mi regalo si era algo inocente, comparado a la frivolidad de tus palabras y tu bien torneado cuerpo, si supieras que fue para ayudar a un matrimonio en problemas hubieras entendido pero en tu mundo no cabían esas explicaciones y ahora entiendo que en el mío no cabe ayudar al alguien mas que no sea yo.