TELEPATÍA EXPERIMENTAL.


Un Científico tan viejo como la ciencia misma, se puso en la tarea de demostrar que la telepatía existe. Fué el mismo que demostró que el amor es ciego y que mas vale un pájaro en mano que cien volando.



El viejo loco, permanecía en su taller todo el tiempo,en plena quietud, en el ejercicio del mas extraño de todos los experimentos, "no hacer nada",esperando una señal, un mensaje telepático que le haría famoso. La habitación estaba invadida de un montón de aparatos telefónicos desconectados, mal contados eran mas de mil, habían teléfonos hasta en el techo, su laboratorio era una habitación pequeña donde no cabía ni un suspiro.


Su mujer, que del cielo habìa venido,le llevaba el desayuno el almuerzo y la cena, y al siguiente día era la misma rutina. Esta escena silenciosa se repitió por un par de semanas sin cruzar palabra alguna, ni buenos días ni buenas noches, simplemente ella entraba, recogía el plato de la comida anterior y dejaba el que traía y volvía a salir con el mismo afán.
Una buena mañana, el viejo científico, escucho el teléfono, el acudió a responder no supo cual era el que sonaba de tanto teléfono, El que llamaba parecía estar urgido por que insistió muchas veces y por fin el científico dio con el teléfono que era. –Aló, aló, buenas que se le ofrece -. A pesar de no escuchar voz alguna, se escuchó algo atrás, como un televisor sin señal, lo que lo hacia suponer que la llamada no se había cortado. Así que insistió. –Aló, aló, buenas que se le ofrece-. Después de otro silencio de escucho una voz femenina -Soy yo imbécil, tengo que decirte algo importante – Sonaba algo molesta. el viejo medio asustado, en un ataque de nervios, le dijo. –Aló, Cielo. no me digas nada- y colgó, se apresuró a escribir en su libreta. "Después de dos semanas, el experimento dio un resultado positivo , atendí un llamado externo a cualquier medio de cominicación, La telepatía !existe!", ninguno de los telefonos estaba conectado. Luego, salió de su laboratorio, tomo un baño, se afeito, cambio sus vestiduras y se sentó a la mesa junto a su mujer y le dijó.- “tenias razón Cielo, ya era hora de sentarnos a comer como dos personas normales”-.