-Tus ojos son como un rezo encarnado pidiéndo a algún santo que te salve de "ti mismo"
Yo hallo condenado a aquel que no pueda dudar de "si mismo"

-‎"Detente, no hay sentido, renuncia, calla conmigo."
El silencio se alarga, crece de tus labios, reverdece.
Del silencio te beso, nazco hacia una estrella, beso sin cuerpo, busco a ciego tacto y no existo, ni tú, ni nada: quizá unos ojos y la piel que en la mirada lleva: la mirada es táctil, el silencio es táctil, contigo el tiempo y el espacio son caricias. No soy, ni eres, tú, ni nadie, sino adoradores del mismo diamante.

-Cuando Te abrazo el reptil en Tu espalda confiesa su nobleza y deja caer sus garras en Mis vertebras ya reblandecidas pero tiesas al suave tacto de Tu cercanía increíblemente notada sobre el suspiro que eriza Mi mejilla sonrojada al siempre sin fin de torbellinos internos que danzan con la osadía de un destino soberbio tiznado de sepultura.

-Andar mental: girar este cuerpo y este instante que giran sobre el tiempo. Ab intra - ad astra. La noche gira dentro y sobre tus pupilas, mi aliento gira donde no lo veo, mis arroyos ascienden, mis torbellinos internos danzan y todo cerca de ti es ofrenda: los universos danzan, marcan a fuego los días futuros, tu corazón es todos los mundos y una estrella, arde la piel de una esfera que danza dentro y fuera de este asombro. Día a día avivado cierro los ojos, giro contigo. Bailo a ciegas.