Las paredes hablan
Sí, pero no porque a veces escuchemos de ellas voces conocidas, muy parecidas a las de los vecinos que nos invitan a ser indiscretos.
A veces, sin quererlo, participamos de discusiones o encuentros amorosos.
Si no tapiamos nuestros oídos podemos escuchar realmente a las
paredes hablar.
Tienen plasmados los sentimientos y la energía de mucha gente, de muchos años, de diferentes culturas.
Se van descascarando y muestran sus entrañas ayudadas por el tiempo algunas,
por el mismo hombre otras, en su afán de renovar, de recordar, de descubrir o de ocultar.
Muchas creadas para separar y dominar o para resguardar y proteger, a veces
a los que quedan entre ellas, otras a los de afuera, una misma liberadora y carcelera.
En ellas las pinturas hablan, nos cuentan a gritos, nos enseñan.
Sin ojos ni oídos que las escuchen,
de todas formas nos hablan. Con el tacto podemos escucharlas.
Muros testigos de interminables lamentos o saturadas de paz lograda por la
fe de millones de esperanzadas oraciones.
Lastimadas y acariciadas, desafiantes y contenedoras.
Mensajes inquietantes con grafitis reveladores o jeroglíficos ancestrales esperando pacientes,
el espíritu dispuesto a descubrir sus secretos.
La historia se va forjando piedra a piedra con diferentes huellas a vecesl a piedra es barro
a veces la huella se va borrando, pero siempre si se escucha con ganas de sentir,
las paredes están hablando.
Descubriendo viejas culturas permitiendo al mundo a través de ellas acercarse y seguir comunicándose,
o alejarse e incomunicarse?
¿Vos de qué lado estás escuchando?
Cuento participante del reto prosa. |