Frío manto de montaña,
gélido abrazo sin abrigo,
lamento de manantial,
que llora cayendo sin destino.
Presencia mística y floral,
que danza eterna con la brisa,
el aire apaga los respiros,
el tiempo aquí no tiene prisa.
Sopla el viento los recuerdos,
brillan de cobre, oro y plata,
fuego efímero de día,
de noche, luna escarlata.
Espíritu astuto y cadente,
llanto amargo de serranía,
cima imposible de cordillera,
efluvio del río de la alegría.
Febril canto de amanecer,
alba fotografía de la memoria,
celeste lienzo clama dueño,
cirro y nimbo de la euforia.
Anónimo artista del deseo,
Puya mágica, verde humo,
colchón de hojas solemnes,
día y noche se hacen uno.
Trocha agreste del regreso,
andino afán de lejanía,
yegua triste del descenso,
miel de sauce y letanía. |