Reconozco que hay cosas de ti que ya no me apasionan tanto como algún día me impresionaron. Pero la verdad es que, con el paso del tiempo, nos hemos ido descubriendo más y más. Día a día, palabra a palabra. Beso a beso. Los meses han ido pasando inesperadamente rápidos desde aquel frío enero en el que nos conocimos. Tengo un par de discos que me transportan a esos días, a la mañana siguiente de la noche en que nos conocimos. Ese día hacía mucho frío por la calle y la niebla estaba blanca en el aire, la gente sacaba sus fieles mascotas a pasear mientras yo apuraba el último cigarro en compañía equivocada, quizás, pero decisiva.

Reconozco que, siendo como eres, puede que te preguntes por qué escribo esto, y a lo mejor incluso mirarás el calendario por si te has olvidado de alguna fecha importante. Hoy no ocurre nada, aunque este hoy es especial para mí, como cada uno de los días que llevamos juntos. Así que, ¿por qué no? ¿Por qué no gritar al aire todo lo que siento por ti?

Reconozco que hay cosas de ti que sí me han disgustado, como tú también sabrás de memoria todas y cada una de mis impertinencias. Pero eres especial, me enamoré de tus virtudes y aprendi a quererte con tus defectos. Nunca he querido cambiarte. Desde el primer día, desde el primer momento en que nos cogimos de la mano, me has ganado tal y como eres.

Reconozco, y va totalmente en serio, que odio la luz de la mañana en tu habitación. Me da tremendos dolores de cabeza abrir los ojos y ver el sol entrar por las maderitas de la ventana. ¿Pero qué precio tiene la luz que me deja verte tranquilo mientras duermes? Me encantan tus abrazos por las mañanas, adoro cuando me despiertas con besos por toda la cara y, a la noche siguiente, cuando duermo en mi cama, echo de menos despertarme en la madrugada y notar tu piel al darme la vuelta.

Reconozco que "siempre" me da miedo, pero más me aterran las fechas de caducidad. Así que prometo estar aquí, siempre para tí, hasta que se me agoten las fuerzas, hasta que el tiempo me derrote y la vida me arrastre hacia otro lado. Prometo estar contigo hasta el primer segundo en que tú ya no me quieras. Y ojalá nunca llegue...