Cuántos hombres y mujeres han cantado a nuestra tierra, cuántas mujeres, cuántos hombres han dado su sangre por nuestra tierra, cuánta historia, cuanta verdad por los caminos de América, cuántos sueños colectivos, tantos como la respiraciones agitadas de los combatientes.
En esa América de lucha milenaria, estabas brillando lejos de mi valle, estabas gritando lejos de mi calle, mientras yo empuñaba sentimientos sin fronteras.
Las noches de nuestro continente son la noche del mundo, es el silencio ocupando los espacios vacíos, es el silencio que acompaña el sonido del río...en esa noche única te encontré anónima de mi, invisible a mi, en silencio para mi.
Cuando te encontré sentí que me encontraste, fue una carrera común al punto donde confluían nuestras almas. Era el grito del encuentro expandido en nuestros cuerpos que en distancia se reconocieron, nuestros ojos, ajenos a nosotros, conversaron, se identificaron; nuestras voces hablaron su propio código, en el que celebraban por los dos.
¿Qué son treinta días? ¿Qué son treinta años? ¿Qué son treinta segundos?...son tiempo solo tiempo, la diferencia está en quien nos escucha, en quien nos mira, en quien nos ama.
Al final el continente grita un nuevo amor, cómplice de su libertad, la fiesta es completa para bailar contigo nuestros sueños.
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