Esquema biográfico
Nació en lima el 7 de febrero de 1833 en una casa de la calle Puno, que llevaba una artística placa de bronce en recuerdo de tan singular hecho, sus años escolares transcurrieron en el colegio de Orengo y de don Clemente Noel, en su infancia dejaron indeleble huella los acontecimientos políticos de los personajes siguientes, Santa Cruz, Gamarra, Salaverry y todos los generales de esa turbulenta época que se sucedían en el poder, sus estudios superiores que no llego a culminar lo hizo en el convictorio carolino ( universidad de san marcos) del que era numen y animador don Bartolomé Herrera, allí tuvo como compañeros y condiscípulos a:
Sebastián Barranca
Adolfo García
Numa Pompilio Llona (ecuatoriano)
Manuel Nicolás Corpancho
Enrique Alvarado
José Antonio de Lavalle
Clemente Althaus
Arnaldo Márquez
Carlos Augusto Salaverry
Luis Benjamín Cisneros
Empieza su larga y brillante carrera literaria por el año 1850 publicando poesías románticas y algunos trabajos escénicos, por esos días palma elogiaba en todas partes a Vivanco, que al decir de Riva Agüero era un “ devoto de Cervantes” Vivanco era un hablista exquisito, un académico, JUVENILLA fue su primer libro de versos don Ricardo Palma desde la adolescencia fue un enamorado del estudio, afición que lo hizo asiduo visitante de la biblioteca nacional dirigida a la sazón por Paula Gonzales Vigil el gran Tacneño egregio, después da a la estampa ARMONIAS hermoso haz de versos.
Sus vinculaciones con personajes de preeminente posición política le permite ingresar al cuerpo político de la armada en calidad de oficial para después ocupar el cargo de contador, actividad que conserva por 8 años que le dio tiempo suficiente, sobre todo su estadía de 6 años en las islas de Chincha para dedicarse a ampliar su cultura y trabar conocimiento con los clásicos castellanos de la colección Rivadeneira.
Hacia 1860 en la “revista de Lima” que fundara don José Antonio de Lavalle aparecen las primeras tradiciones que explanan temas incaicos y virreinales, reflejando personalísima visión y grande y autentico humorismo vertidos en una prosa llena de colorido, de belleza sin recargo y gracia que denuncian al lector moroso y amoroso de los mejores hablistas del idioma.
Enemigo político de Castilla en su segundo periodo, fracasa un golpe de estado preparado por José Gálvez guion del liberalismo de esa época, don Ricardo Palma sufre la amargura del destierro como fruto de su participación en el frustrado intento político, 3 años de exilio vive en Chile el cambio lo favorece como a todo gran hombre, colabora asiduamente en la revista “Sudamérica” de Valparaíso, en Santiago toma contacto y capta las simpatías y admiración de lo más granado de la sociedad y la intelectualidad de esos días, los disfavores de don Ramón Castilla hacia Palma no fueron óbice para que este arquetipo de la nacionalidad no reconociera en su enemigo político los excepcionales meritos que lo adornaban y que lo enaltecen en nuestra historia; en 1863 regresa don Ricardo Palma al Perú, año en que da a la estampa los “ anales de la inquisición en Lima” en 1864 es nombrado cónsul Peruano en él Para, el clima tropical de esa ciudad lo enferma, ingrato hecho que lo obliga a pedir licencia, obtenida la cual visita Europa, en su peregrinación trasatlántica conoce a Lamartine y a Zorrilla así como a otros personajes de resonante valor, en París intima con el admirable pintor Peruano Ignacio Merino.
Otra vez en el Perú a Palma lo encontramos en el año 1866, año de dura prueba para la patria debido a la guerra con España a órdenes de José Gálvez, escapa por pura casualidad de volar en el torreón de la merced como el infortunado e ilustre Gálvez, prócer que fue el alma del 2 de mayo de 1866, esencial arquitecto de la victoria de ese glorioso día; en el gobierno de don José Balta don Ricardo Palma desempeña la secretaria de la presidencia y a la vez el cargo de senador por Loreto, entonces escribe las 4 primeras series de sus tradiciones, labor que lo mantiene en largas vigilias que terminan al alba, de esa época data su amistad con Marcos Jiménez de la Espada, injustamente pretérito en el recuerdo y a quien tanto debe nuestra historia patria, en esa época también colabora en el “ correo del Perú” hermoso alarde literario cuajado durante el gobierno de don Manuel Pardo.
El 25 de mayo de 1876 contrae matrimonio con doña Cristina Román, cultísima dama de muy limpio abolengo a la que debe el tradicionalista mucho de lo que vale en las letras castellanas, en esos días era también asiduo concurrente a las veladas de la ilustre escritora Juana Manuela Gorriti, leal amiga del Perú y una de sus mejores folkloristas; la infausta guerra con Chile sorprende a don Ricardo Palma en Miraflores, en trance tan angustioso lo vemos con el arma en el brazo defendiendo la capital de la invasión sureña y observa conmovido el incendio del hermoso balneario que reduce su casa a cenizas y significa para él la perdida de los originales de su novela histórica “los Marañones” del que era personaje central el discutido conquistador Lope de Aguirre, que no pudo reconstruir posteriormente, de su biblioteca rica en ejemplares valiosos que sumaban más de 4,000 todo lo perdió, es posible imaginar lo que tal perdida significo para este Peruano egregio, valeroso como ninguno tuvo que empezar de nuevo había que ser fuerte ante el áspero destino que lo era también de la amada patria.
La dirección de la “prensa” de Buenos Aires queriendo paliar su dolor y sobre todo estimando su valía y talento lo llama, pero él decide permanecer en el país, renunciando al amplio escenario donde sus meritos encontrarían un sitio más propicio para crecer, aquí en el país haciendo eco del encargo del general Iglesias empieza la ardua tarea aun no debidamente estimada en toda su enorme trascendencia de reconstruir la biblioteca nacional, destruida y saqueada por el invasor, la que hasta 1881 era considerada como la mejor de toda América del sur por su capital de más de 50,000 volúmenes, la biblioteca actual es pues obra suya y su importancia es reflejo de su labor de gigante, en menos de 1 año en el periodo que reseñamos Palma logra rehacer el hogar espiritual en que habían de transcurrir sus más fecundos días, es así como el 28 de julio de 1884 en ceremonia solemne la biblioteca es de nuevo puesta al servicio de la cultura patria.
Hacia el año 1890 publica un volumen titulado “poesías” y la serie séptima y octava titulada “ropa vieja y ropa apolillada” de sus inimitables tradiciones, en 1892 al celebrarse el cuarto centenario del descubrimiento de América por Colon, don Ricardo Palma como delegado del Perú se hace presente en las solemnes fiestas que tiene por teatro la madre patria, en su libro “recuerdos de España” evoca esa etapa luminosa de su vida, en Madrid asiste al congreso americanista y a las sesiones de la academia española de la lengua en su calidad de socio corresponsal, pugnando por la incorporación oficial al castellano de centenares de americanismos e iniciando trascendental obra lingüística, concurre también a los debates de la academia de historia, traba amistad, capta simpatías y cosecha aplausos, así como también admiración de Cánovas, Menéndez Pelayo, Valera, Campoamor, Núñez de arce, Emilia Pardo Bazán, Castelar, Tamayo y Baus, y del gran Rubén Darío.
A principios de 1893 abandona la villa del oso y el madroño, visita Barcelona donde se repiten los homenajes que antes recibiera en Madrid, es rodeado y enaltecido por los más ilustres catalanes, es ahí donde firma contrato con la editorial “Montaner y Simón” para publicar sus “tradiciones” la que se hizo en 4 elegantes y voluminosos tomos que circularon por el mundo como el mejor mensaje a todos los pueblos.
Hasta 1912 estuvo al frente de la biblioteca nacional, luego en Miraflores rodeado del afecto inagotable de los suyos y la admiración de todo el Perú y el continente paso sus últimos años, reacio a todo homenaje como el de su coronación, ejemplo de serenidad y modestia muere el 6 de octubre de 1919, su deceso conmovió a todo el mundo y la inhumación de sus restos dio lugar al homenaje más imponente rendido en el Perú, especialmente Lima de la que fue don Ricardo Palma su hijo mas esclarecido de todos los tiempos por la calidad original de su obra.
Don Ricardo Palma, poeta de la historia, adereza, avisa, revela, contorna y pulimenta el cuadro a veces gris y soñoliento de la vida de la colonia, que de tal fuerza creativa favorecida por la caricia de este maravilloso artífice, perdurara en la memoria de todos los hombres, revestida de encantos propios debe ser incluido en el numero de los clásicos de América, como uno de los autores que pueden servir de modelo.
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