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Tres adorables viejitas
Perla, Coca y Pupi, eran tres adorables mujeres. Nadie las consideraba viejas, mayores si. A pesar de su edad eran alegres y siempre se prendían en cuantas fiestas, viajes y diversiones había. Desde la más tierna edad eran inseparables.
Una vez se le ocurrió a Pupi, proponerles a sus amigas, ir a un boliche. Esos que abren pasada la media noche y cierran a media mañana. Sería algo nuevo para experimentar y valdría la pena vivirlo. Las dos aceptaron, pero se presentaron algunas dificultades:
Ellas vestían como personas mayores, si bien a la moda, pero no como las jovencitas. El cabello no las delataría, no tenían miedo, lo tenían teñido, pero sus cuerpos si. Las tres tenían aún figuras bastante esbeltas, colas y piernas firmes, pero las lolas estaban bajando por la pendiente. Así imposible, aún si se disfrazaran, no las dejarían entrar. Entonces no quedaba otra que recurrir a la cirugía reparadora. Fueron a un prestigioso instituto de cirugía plástica. El cirujano, no muy joven, más bien viejo las escuchó:
“Señoras me conmovieron, yo pensé que a mi edad ya nada puede sorprenderme. Pero veo, que el manantial de sus vidas, aún no esta seco, aún lucha para mantenerse vivo, bullicioso, firme y expectante. Estoy dispuesto a conformarlas. Veamos, por favor de a una pasen y quítense la ropa.”
A todo eso, el viejo picaflor, recordaba su juventud cuando no se le escapaba ninguna.
Al desvestirse la tres, comenzó a examinarlas:
“Bueno,” pronuncio después de un largo tiempo. ¿Cómo pudo mantenerlas desnudas y sin protestar?, eso era su secreto profesional, los médicos tienen tantos y ocasionalmente emplean más de uno.
“A Perla le haremos las lolas más chicas y la cola bien levantada. La cara esta bien, pero los labios necesitan un poco de colágeno. “
“Coca está bastante entera, la cola en su lugar, y sí levantaremos sus párpados, un poco de liposucción en sus caderas no vendría mal, y tendremos a una niña quinceañera. Su busto esta bárbaro, ni tocarlo.
En tercer lugar le tocaba el turno a Pupi, mentora de esta quimera de locura.
“A ver mi estimada Pupi, su cara está bien, manos y tobillos podrían pasar por una veinteañera, las lolas, bueno podría agrandarlas un poco, si usted desea. Lo demás cien puntos. Arrugas, lo que se dice arrugas, no tienen ninguna, me imagino las cremas que llenan sus botiquines. Respecto al costo si pagan con tarjeta de crédito les daré una promoción de treinta cuotas. Una cosa más necesito saber sus edades.”
“Vamos por los ochenta las tres”
El pícaro cirujano, un tanto olvidadizo, calculó y entendió mal: ochenta dividido por tres sería aproximadamente: veintisiete años cada una. No eran para despreciar, con ayuda de “la pastillita adecuada” se las podría levantar a todas…
Se realizaron las cirugías y las tres quedaron bárbaras. Luego al cicatrizar las heridas, compraron ropa informal y manos, mejor dicho pies a la obra:
“De boliche en boliche
Nos gusta la noche
Nos gusta el bochinche”
Canturreaban las tres…
Concurrían todos los fines de semana, nadie podía pararlas. Cierto día conocieron a un Casanova, un Valentino, y un pendejo sin nombre. Éste, esbelto, atento y emprendedor, conquisto a las tres. Así Perla, Coca, y Pupi, terminaron todos juntos en una cama redonda. Siendo amigas inseparables, ni esto las separó.
Por la mañana su galán pidió el desayuno para cuatro y en la cama. Al compartirlo se notaba cierta dificultad por parte de él, para ingerir y masticar los exquisitos criollitos, algo duros, para sus dientes perfectos, pero postizos…
Luego hubo problemas con su cara, su piel perdió lozanía. Se iba desprendiendo y aflojando poco a poco, lonjas de ella se caían y apareció el rostro, que no era otro que el del médico que las operó. Resulta que este también trató de rejuvenecerse, empleó todo lo posible a su alcance. Su cara llevaba una mascara de piel sintética cuya duración era de veinticuatro horas, y al despertarse ya expiraba el tiempo...
Mientras tanto las tres amigas ni cuenta se dieron, o bien no les importaba. El galán cumplió con creces y la cara, la cara ¡a quién le importa!


Texto agregado el 09-02-2011, y leído por 182 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
09-02-2011 Bien contado y con un humor fino. Se puede 'caminar' con el cuento y aún mantiene su gracia. Te felicito. peco
09-02-2011 La presentación es desastroza. Me repugna que una persona, mayor de edad, escriba y presente sus obras sin amor propio. Esto evidencia que ni el autor o autora gusta de su arte. Me iré a un chat porno...1* Murov
09-02-2011 está gracioso! loptus
09-02-2011 interesante texto. te dejo mis eternas supernovas. el_mesiaz
09-02-2011 jejej muy comico.... me guso eso de la cara que dura 24 horas.... elbulon
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