ANTIFAZ


Ni siquiera supo lo que había pasado, cómo llegó a aquel lugar, simplemente despertó y se encontró con la oscuridad. Intentó moverse, levantarse, pero ¿cómo saber si podía hacerlo? No tocaba nada que no fuera el espacio negro. Extendió sus… ¿brazos? ¿Abrió la boca? Nada era real, todo era incierto y oscuro. El silencio, sepulcral. Parpadeó. No hubo un mínimo destello de claridad. Intentó razonar, ¿cómo llegó allí? ¿En donde se encontraba? Recuerdos, busca recuerdos. Estaba en su hogar… ¿en qué hogar? ¿En el campo? ¿Con su familia? ¿En un barrio de ciudad? Busca recuerdos….Sólo hay oscuridad.
Una carretera muy grande, cruza un bosque, ¿o es el vagón de un tren de carga? ¡La luz! De inmediato la oscuridad. Extiende sus… ¿brazos? ¿Acaso hay brazos para encontrar paredes u obstáculos? ¿Cómo saberlo si no ve, si no siente más que la desesperación de encontrarse en medio de aquella nada total? ¿Sería aquel el espacio infinito? Tal vez cayó en un agujero negro y estaba perdido en el tiempo. ¿Cómo…cómo llegó hasta allí? ¿Acaso estaba en alguna parte? ¿Podría ser la entrada al infierno? ¿Tal vez la misma muerte?
Una caja, un cajón de madera, ¿un ataúd? Sería que estaba muerto y no lo entendía, por eso no puede ver ni escuchar, sólo esta inmerso en ese océano de oscuridad que lo hunde y lo aprisiona.
Escucha voces, lejanas. Siente que están por encima suyo.
— Está muerto…— dicen. ¡No! ¡No es cierto, no estoy muerto! ¡Regresen! ¡Sáquenme de aquí!
Abre la boca muy grande, hace fuerza para moverse, estira los brazos, patalea, grita desesperadamente, haciendo todo el escándalo de que es capaz.
Alguien lo toma de los brazos, lo sacude, de un tirón le arranca el antifaz de dormir y por fin puede ver la luz. Abre los ojos grandes mientras respira a bocanadas.
— ¿Qué haces, idiota?— le grita su hermano— ¡No te pongas más eso si después no te podes despertar!
Se fue dando un portazo, mientras él se queda disfrutando de la luz y la vida que le acaban de devolver