Dueles, es verdad
te quiero, confirmado
si ya soy desgraciado
es culpa de tu beldad.



Cuando estoy enfermo, (lo dijo el doctor)
debo tomarte cada ocho horas, o seis
si es muy grave mi enfermedad de quererte
tanto; debo fumarte cuando haga frío
y acabarme diez cajetiilas de tus tabacos,
beberte si despierto en la noche delirando,
sí, beberte completa, sin dejar una sola gota
en tus ojos, ni en tu boca, ni en tus manos,
tocarte de vez en cuando, o cuando se me antoje,
tomarte sobre mí a horcajadas, hasta agotarnos y
sacar la lengua farfullando de gusto y placer.
Medirte con alas, como al cielo con sueños
saber tu talón de aquiles, y gritarlo en los parques
públicos, en las avenidas transitadas, en los bares,
en los cafés, en la radio y que todos conozcan
lo que te gusta y puedan decir que te conocen
o que saben como vencerte, saber tu delirio
y hacerlo de todos como se hace la fama, leerte
tu rostro a la antigua Miang Xiang, o la mano diestra
con Quiromancia, tus actos con Psicología,
tus sueños con Onirismo Freudiano e interpretarlos
y saber tu venidero acontecer, si sufrirás o serás feliz
son recomendaciones que debo seguir a pie de
letra y quizá así, me mantenga moribundo.