Al ponerse el ocaso, el calor del sol se arranca de mi piel. Llega un momento de hastío, un deseo de desaparecer. Encontrar un orbe fuera de este cosmos, escapar, dejar de sentir la soledad que siempre está aquí. Palpar ese mundo opuesto a esta blasfemia de vida, una oportunidad de existir en esa paz que tanto Ancio... Y si... Tu nombre está aquí, tatuado en todas las paredes de la habitación que día a día, en mi insistencia de encontrar una quietud en este mar despeinado de mi magín absurda, siempre estas tu, en ese oasis al sur, sonriéndome y esperándome paciente.
Pero, es que, te siento tan lejos, no te encuentro junto a mi talle, que tanto te desea, que ansía tus besos, que solo están presentes unos instantes al consumo de este incienso de canela.
Y te espero también, mi impaciencia te es fiel, aunque te extrañan hasta mis pies y deseo estar a tu lado, huir los dos hacia esa choza junto al mar, los leños obsequiándonos su calor y la luna………..
|