cuentan que en un verano de nunca acabar, las aves volaron y los animales caminaron al río, para agua tomar
como los vegetales no podían desplazarse, don perro construyó una máquina rociadora,
se subió al árbol mas alto de la selva, hizo llover y las plantas volvieron a florecer
pasado el verano la rociadora quedó sin uso hasta cuando la lora Dora , se la prestara, al perro propuso
la lora a la montaña mas alta se subió , llenó la rociadora de canciones y a toda la selva las arrojó
don elefante de tanta canción vallenata se cansó y a cambio pidió sonara de vez en cuando un guaguancó
entonces la lora de disk jockey se puso a trabajar y todos los ritmos a un mismo momento puso a sonar
a tal estridencia, doña hipopótama aduciendo urgencia, al perro pidió prestada la rociadora,
llenó la máquina con millones de besos invisibles, al aire los lanzó, y a la lora en silencio y a la selva en paz y corazón dejó
los bailadores, tristes sin música quedaron,
entonces salió Dios,
levantó la batuta, la sinfonía de la selva inició y a la lora de directora de la orquesta se nombró
se escucharon mambos, charangas y guaguancó y a cada beso que de la rociadora salía, Dios, una gotita de alegría colocó
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