CUANDO ENVEJECEMOS
(Sugonal)

Decía Manuel Machado ese gran poeta español en su poema “Cantares”:

“No importa la vida, que ya está perdida”
“Y, después de todo, ¿qué es eso, la vida…”
“Cantares…”
“Cantando la pena, la pena se olvida.”

Quizá si pensaba cuando escribió esta estrofa, que el ser humano cuando abandona el útero materno para enfrentarse con la vida, lo único seguro que tiene como destino final, el cual no puede evadir, es la muerte.

Muchas familias adoptan a menudo una mascota, gato o perro por nombrar lo más común. Los ven nacer, crecer, alcanzar su plenitud animal para luego comenzar la etapa de envejecimiento con notorios cambios físicos, ceguera, dificultad para desplazarse y otros males propios de su avanzada edad. Por lo general, cuando ya no pueden valerse por sí mismos, terminan sus días en una clínica veterinaria donde los ponen a dormir para que no sigan sufriendo.

El proceso de envejecimiento en el ser humano es mucho más patético. Físicamente los cambios son más notorios ya que debe afrontar enfermedades tales como el Alzheimer que es la causa cercana al 60% de las enfermedades degenerativas del cerebro. La enfermedad de Parkinson es otra afección degenerativa del cerebro que suele aparecer después de los 65 años en forma progresiva caracterizándose por un temblor corporal en estado de reposo, movimientos lentos y escasos y rigidez generalizada. La disfunción de los esfínteres, particularmente en las mujeres, los cuales pierden eficiencia provocando incontinencia urinaria y en casos puntuales, fecal.

Otras enfermedades de ocurrencia común afectan los huesos y las articulaciones tales como la osteoporosis y la artrosis. La frecuencia de cánceres aumenta a lo largo del envejecimiento y se sabe que aproximadamente el 50% de los cánceres se diagnostican en personas mayores de 65 años (cáncer digestivo o del colon, de la próstata, de la mama, de la vejiga, de la piel, etc.)

Cualesquiera que haya sido la causa de muerte de una persona mayor de 90 años, un examen detenido de sus órganos internos revelará con frecuencia que existía cáncer de poca monta en alguno de ellos. En los varones, por ejemplo, el cáncer prostático está presente en casi todos los ancianos.

Psicólogos destacados a nivel nacional han manifestado diversas opiniones sobre el envejecimiento. Así:

"Este período se caracteriza psicológicamente por los esfuerzos que debe realizar el individuo para adaptarse a dichos cambios biológicos, deterioro físico y a las nuevas condiciones de vida que supone el envejecimiento."

"Esta etapa se caracteriza por la vivencia de múltiples pérdidas, sobre todo en el plano de las relaciones afectivas significativas, como por ejemplo la muerte de la pareja y los amigos, así como la aparición de una o más enfermedades que constituyen una amenaza para la vida o una limitación de la capacidad de autonomía. Las personas se ven enfrentadas cara a cara con la realidad inevitable de la limitación del futuro y de la muerte personal, debiendo adquirir la fuerza suficiente para poder superar las cargas físicas y enfrentarse serenamente con la muerte."

"La tercera edad es un momento para dejar de vivir hacia fuera para generar una introversión temporal que permita un apaciguamiento interior y una afirmación del sí mismo, ya no con las aspiraciones de posesión, prestigio personal y poder como meta última, sino en los valores personales y las relaciones significativas, tarea que requiere la aceptación de la propia muerte como un evento inevitable que actuará como el organizador psíquico que facilitará la revisión de todos los aspectos del pasado y del presente, así como la reevaluación de la manera en la que se empleará el tiempo restante."

"Es por ello que la mejor preparación para la Tercera Edad requerirá de un buen aprendizaje de la frustración y en la aceptación de los impedimentos que se van a encontrar a lo largo de la vida. Por ende, la tarea de esta edad consiste en contemplar la vida en conjunto y con coherencia, aceptando la propia vida tal como se ha vivido, creyendo que se hizo lo mejor posible en su momento y aceptando los errores. Sólo así es posible vivir con éxito esta etapa y desarrollar la integridad del yo."(1)

Valoremos, entonces, lo que recomienda Machado en sus “Cantares”. No está demás practicar su consejo en eso de “Cantando la pena, la pena se olvida.”

(1) Ann Mary Iturra, Psicóloga y Coordinadora de la carrera de la Universidad Autónoma de Chile. Revista Dato Nº 03 del 18/01/2011, Página 14.