Qué duro es despertar.
Mas duro aun que a uno lo despierten
de:
ese plácido sueño que es el encontrarse lejos
de las calles con baches
y los niños que en las esquinas mendigan el pan.
De los jóvenes que suben los escalones del estudio de esa escalera eléctrica que lleva hacia la nada,
para al final, seguramente caer,
y partirse un par de huesos.
Y de camino al hospital,
el señor policía que levanta su mano en señal de pare,
en su tradicional plan de financiamiento de las colas del mediodía,
asegurará que iban más de prisa de lo legal pues en este país no se esta permitido volar……
y con lo que traía en el bolsillo le alcanzará sólo para cubrir la boleta del exceso de velocidad
pero no para la retención del permiso de portación de alas….
Ya en el hospital, después de dos meses de espera por la huelga por la falta del pago de sueldos,
el médico de turno en un tono de resignación disfrazado de ironía, le dirá
que “no se preocupe, no se ha roto ningún hueso,
sólo se partió el corazón,
caminará,
comerá,
escribirá,
mirará
escuchará,
hablará,
pensará,
será
normalmente, (creo)
Solo probablemente no vuelva a soñar. Nada grave, pero.
Esto es bien común nadie se ha muerto de eso……(creo)”
Y de camino de regreso a casa piensa “que milagro, esta ciudad ya no apesta más a podrido” .
Pobre ingenuo pues no se da cuenta que él es ahora uno más de los que hiede…
Y en un par de años se casará en un día de sol, una boda modesta, sólo la familia para compartir la alegría del día en que juraron amarse en las buenas y en las malas concientes de que las buenas eran rarezas que la plebe no conocía.
Y aunque se habían, en la noche del compromiso, prometido que contigo pan y cebolla, no sabían
que el pan era, también, un animal en peligro de extinción y que cada año se mimetizaba acorde con la inflación, y en su cola aparecían, pues, más ceros…
Y fue precisamente una noche de cacería,
en la que su taxi viejo no pudo seguir por mas tiempo esquivando uno de ellos, y al caer en un hondo bache, no reparado no precisamente por la falta de presupuesto del estado sino por el aumento de presupuesto de la familia del jefe del mismo,
reventó uno de sus neumáticos, perdiendo no sólo el control del vehículo sino
también la miserable vida del conductor.
Y al llegar al otro lado no sintió diferencia alguna, pues hacia ya mucho tiempo que vivía muerto…..
Y no lo lloraron mucho y lo extrañaron igual que se extraña a cualquiera de los tantos …
Ojalá y me despertara ahora de esta pesadilla y no viceversa…
(ahora con que ganas me vuelvo a dormir para soñarte mejor…)
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