Esa mañana algo apretó mi corazón
el día anterior una vez más
fuí el culpable de la historia
de esta historia
muchas historias
debo confezar que las cuecas...
sonaban en mi cabeza
pero me faltaba pañuelo pa´bailar
arrepientete...uno, dos y tres versos
de la vida ay sí
de la vida ay no
y ella desde sus lejanos y ancestrales
arrebatos
y yo pándero en mano
no la vi a los ojos
no dejé marcas en la piel
reinventé fantasmas
la encapriché...
ay de estos amores maltratados
románticamente tirados a la vida
aunque en la vida ya están tirados
y nunca
nunca
nunca
lo dejará por mí
¿cuáles fueron sus últimas palabras señor?
!...andate a la chucha...¡
y sin tílde en la primera A...
así sea su santa voluntad
Texto agregado el 31-01-2011, y leído por 113
visitantes. (5 votos)
Lectores Opinan
31-01-2011
Debo "confesar" que pocas veces veo un poema que por sí solo es ritmo puro, como este, felicidades******** jagomez
31-01-2011
para bailar la cueca robada hay que saber el oficio, y para robarla a ella, en serio, no es necesario pañuelo, sólo mirar siempre a los ojos, no soltar (ni siquiera en los giros o vueltas). Esa es la cueca brava. NeweN
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