Desde el abismo
Marzo, día 1:
Cómo no sé en que día vivo, voy a consignar el día de hoy como 1°. Supongo que aún seguimos en marzo. Pero ya he perdido la noción del tiempo. El encierro me tiene loco.
Te extraño María del Carmen, no sabes cómo, y esta soledad, aunque estoy rodeado de personas, es insoportable. Sólo deseo que me digas que todo esta bien, que todo va a estar mejor.
Día 2:
Hoy amaneció claro. Es raro, porque pensé que nunca mas iba a salir el sol. Tantos días de lluvia me habían hecho dudar.
Puedo ver el cielo azul a través de la ventana. Porque sí, hay una ventana acá, aunque es chiquita y está tan alta que solo mira hacia arriba, como yo cada vez que puedo, esperando que Dios esté presente.
Día 3:
He comenzado a oír cosas. Estoy horrorizado. Las oigo de noche: gritos, aullidos, lamentos, como si almas en pena estuvieran vagando. No sé si estoy loco. Todos se callan. Parecen no escuchar nada, o eligieron enmudecer. Será el miedo el que los ha vuelto afónicos. Yo sigo preguntando, no quiero creer que me falte el sentido común. Aunque en este lugar sobran los motivos para que el sentido común hulla despavorido.
Día 5:
Ayer no pude escribir nada. Estuve todo el día en observación. Un hombre se quedó conmigo en esta celda, pegado como una sombra, vigilando cada movimiento. Estoy desconcertado. No sé que pasa en este lugar. Tampoco se muy bien que hago acá, ni como llegué. Sólo sé que tengo un golpe que me taladra la cabeza, el resto es como todo, confuso y borroso.
Día 6:
Me han dicho que no escriba, que no hable, que no cante, que no llore, que no esta permitido ser. Yo ya sabía que todo estaba prohibido, así que no fue una sorpresa. Enseguida les he dicho que no me gusta escribir. No sé porque, pero me parece que eso los alivió. Y a mí también porque ahora tengo la certeza de que van a dejarme en paz.
(Esto que escribo, de todos modos, esta bien protegido y mi bic mordida también)
Día 7:
Este lugar es una locura. Si encuentro la salida a este laberinto no voy a dudarlo, aunque se me valla la vida en el intento.
Día 8:
Los gritos continúan, son de noche, o a la madrugada, cuando todo el resto está en silencio. Las voces son claras, piden auxilio, clemencia. Comienzo a sospechar que no estoy loco y que son algunos de mis compañeros los que gritan. Es más, muchos no han regresado.
Me pregunto que es este lugar donde estamos hacinados, y sucios, mal alimentados y tirados como si fuéramos animales (peor que animales, indignos)
Día 13:
Vuelvo a escribir. Las náuseas y el terrible dolor de cabeza me habían hecho olvidar hasta de quién soy. Siento una molestia profunda y aguda, como si zapatearan sobre mí.
Pero también tengo todo mas claro, muy a mi pesar, porque preferiría seguir pensando que esto es un manicomio y que vine a parar a este abismo de puro loco.
Tres hombres me interrogaron brutalmente hace unos días. Me preguntaron cosas incomprensibles, me hablaron de un tal “negro” y de otros fulanos a los que no conocía. Solo registré el nombre de Gabi Mancuso, pero del susto me olvidé de quién era, de donde vivía y de todo.
Sospecho que fue mejor así.
Día 14:
Hoy vino un muchacho nuevo, se llama Hernán, y le dicen “el mozo”. Es como yo, debe tener entre 18 y 20 años. Confieso que me asusto. Habló de que hay una revolución y de que estamos en manos de la cana. Me dijo tantas verdades que no me atrevo a ponerlas en papel.
Te extraño María Del Carmen, este lugar es una locura.
Manuscrito encontrado en abril de 2002 en el predio en el que funcionó el Centro Clandestino de Detención “Club Atlético” , subsuelo de un Depósito de Suministros de la Policía Federal Argentina, ubicado entre las calles Paseo Colón, Cochabamba, San Juan y Azopardo, de la Ciudad de Buenos Aires, en ocasión de las excavaciones en el sitio donde hace 26 años funcionó el campo de concentración que albergó alrededor de 1800 hombres y mujeres, la mayoría de los cuales hoy están desaparecidos.
El fragmento fue hallado en el lugar del que emergieron, como de un mounstro dormido, celdas, cachiporras, montacargas, uniformes, botas y botellas, dejando a la vista lo mas aberrante de la naturaleza humana argentina.
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