Paradoja.
Durante los días de los desperfectos en la página, me sentía compulsado a permanecer conectado y reclamando, de la manera que fuese.
Me perseguía la idea del final de la página y debo reconocer que aunque la siento como un lugar al que pertenezco, no es el centro de mi vida.
El año recién iniciado me ha sorprendido vacío de motivos para escribir.
Lo he comentado con otros cuenteros y hemos compartido la ausencia de las musas.
Siempre he tenido cosas para subir a la página. Relatos, reflexiones personales, cuentos y otras especies.
Ahora espero la luz de la inspiración para subir algo, para estar presente.
He leído a muchos, he sido invitado a leer. He llevado mis escritos a otras páginas pero han quedado como una muestra simple de algo ya conocido y sin continuidad.
Debe ser el agobiante enero austral el que embota mis neuronas y me hace pensar en el calor y no en la existencia. Quizá la existencia es la que me embota las neuronas y sólo me deja pensar en el calor.
Irónicamente, escribo esta breve reflexión como excusa de mi ausencia y busco con desesperación qué aportar a las letras.

Aprovechen el silencio de mis neuronas, un día de estos vuelvo a escribir y lo pueden lamentar.