Ahora, que soy la loba de tu ensoñación y el fantasma luminoso en la cúspide de tus deseos. Ahora, que tu oro y mi plata se unen en el ritual sagrado donde emergen todos los fuegos. Ahora, que se quiebran los enigmas y mueren dos mundos para conjurar una sola piel en el espejo. Ahora, que este río no nos cambia, que nos convocan las bocas y no hay espadas en nuestro lecho. Aceptemos la alquimia de la caminata pura y el amor sin tiempo para ser tú y yo los mismos: dos soledades acompañadas soñándonos por dentro.
Texto agregado el 25-01-2011, y leído por 414 visitantes. (34 votos)