"Llevamos andando mucho tiempo, pitufo" le digo al pequeño yo que me acompaña, "¿Dónde me llevas?"
"¡Dos puntos, grandísimo idiota!", me dice enfadado, "Uno: No me llames pitufo, porque yo soy tú, y por lo tanto en unos años llegaré a ser como tú de grande... Y dos: te llevo a un sitio nuevo."
"¿Un sitio nuevo? ¿A dónde me lleva este esquizofrénico en miniatura?"
De repente, se forma un nuevo escenario... Una piscina. Veo mi toalla entre las de mis amigos; veo a mis amigos tumbados en las suyas, pero... ¿dónde estoy yo?
"Perdona, Miguel, pero... ¿Dónde se supone que debo mirar?" le pregunto a mi guía. "Fijate en el agua" me contesta. Hago lo que me dice... De repente sale a la superficie una chica... "¡Está buenísima la piba! ¿Quién es?" le pregunto al pequeñajo. "Ahora lo verás" contesta de nuevo. Acto seguido, la chica parece comenzar a subir y alguien aparece debajo... Ella está sobre sus hombros... ¡sobre MIS hombros!
"Oye, no es por contrariarte, pero esto no ha pasado nunca" le digo al pequeño yo. "¿Cómo puedes estar tan seguro de que no ha pasado?" me contesta.

Esto no me gusta. Me doy la vuelta y echo a correr.