"Sígueme, por favor." me dice el niño que fuí hace años; "¿Desde cuándo era yo tan educado?" le pregunto, curioso; "En realidad, no fuiste así, pero soy un recuerdo que maneja tu subconsciente... Soy el niño que serías ahora."
"Esto cada vez me gusta menos" pienso para mí, "si estas escenas las maneja mi subconsciente... ¿No me llegaré a encontrar con...? ¡No! ¡Eso si que sería una pesadilla!".
Mientras andamos por lo que se va convirtiendo en un conjunto de casas rústicas, me fijo en una calle de lo que parece ser un pueblo... hay un niño y una niña jugando; el niño juega a ser un arquero... la niña juega a ser una maga buena. "Esto me resulta muy familiar" le digo a mi "yo" infantil; "¡Por supuesto que te resulta familiar, grandísimo bobalicón! ¡El niño eres tú!"
Miro fijamente al niño-arquero... ¡SOY YO! "¡Maldita sea! ¡¿Este enano me va a llevar a todos mis recuerdos?!" pienso, un tanto enfadado. "Entonces... ¿Quién es la niña? No será... Mejor no intentar averiguarlo; que se pierda en el olvido su identidad"
La escena se distorsiona... el niño-arquero se va a una casa... la casa del pueblo... "Quiero entrar, Miguel" le digo al pequeño que me acompaña. "De acuerdo, pero aunque intentes hablar con ellos, tocarles, etc. no lograrás nada... No puedes modificar los recuerdos," me contesta, "son inamovibles."
Debió ser una advertencia, porque al rato vi al niño-arquero de nuevo, esta vez corriendo con una versión diminuta de mi prima; se va a caer... Tengo que evitarlo. Corro para intentar cogerle antes de que caiga, pero atravieso la escena sin "cogerme"... Esto no me gusta. El niño-arquero se ha cortado en la pierna... Le sangra mucho... Está llorando... Mientras, el pequeño "yo" que me acompaña me enseña su pierna derecha y me dice: "¿Ya habías olvidado como te hiciste esta cicatriz?"
Un poco sorprendido, me llevo mi mano a la rodilla derecha... No la noto... Debe de estar muy pequeña ya, muy dilatada para notarla...
"Vámonos" dice mi yo infantil. Mientras nos vamos y la escena del pueblo desaparece, aún escucho los lloros y sollozos del pequeño niño-arquero. "Tranquilo" pienso, "la próxima vez que vuelvas, tendrás catorce años, tendrás colegas en una peña y te emborracharás por primera vez ese Julio... intenta no hacerlo, por favor" pienso mientras la escena se borra completamente y todo vuelve a la oscuridad. |