Dos seres que apenas si destacan en la maraña de viandantes de la gran terminal, total a quien le importa nada cuando cada uno va tras sus afanes que les pueden llevar a los confines del universo, o justamente dejarlos anclados en sus propios pasos sin un camino concreto carente de horizontes.
Dos rostros que se miran quien sabe si por ultima o primera vez, total ni ellos mismos saben que acontecerá mañana cuando llegue el silencio, cuando se esfume el gentío, cuando ya nadie les acoja en ese ir y venir de los pasos perdidos.
Dos besos que a bien o a mal pueden quedarse en tan solo un instante de un tiempo de nadie en un mundo de todos y que justamente por ser de todos a nadie le importa lo suficientemente como para prestarles la mínima atención entre la cantidad inmensa de besos que se pierden en el viento.