Cuando nos encontramos con la muerte cercana a nosotros o a nuestros seres queridos, sentìmos incluso nuestras vísceras cómo se remueven, hay una cierta sensación de vacío y desestabilidad. Es un tema complejo aun no resuelto por la humanidad.
Sabemos que tarde o temprano el fin llegará a nuestras vidas, pero aún ella resuena como misterio y nos deja perplejo al momento de recibirla.
Hoy quisiera mostrar otra mirada de la muerte, con una suave forma para alivianar nuestros corazones, entendiendo que muchas veces la muerte llega sin llamarla, con enfermedades que se nos posesionan, nos alteran la vida y truncan los proyectos y aunque la ciencia y medicina hacen lo posible por evitarla, muchas veces no se puede hacer nada, en cambio cuando es una persona, quien independiente de las razones se toma el derecho innato de los seres humanos que es la libertad de decidir por sobre su futuro, es porque tiene la certeza que su deceso físico será la solución para encontrar la luz y paz que necesita, por tanto, tiene una fè sòlida, indestructible que al decidir desaparecer temporalmente de este espacio y tiempo, le llegará esa calma que estando acá en la tierra no la había podido encontrar. No importa quienes hayan estando a su alrededor o qué le digan, ya han tomado una decisión y frente a ella no es mucho lo que podemos hacer, pero si podemos sentirla como una forma amistosa de entender su liberación y así comprendemos de còmo tan variados son los paisajes de formación y creencias de cada ser humano
Es una postura nueva, que nos puede ayudar para sobrellevar estos momentos, es mejor recordar a nuestro querido compañero Francisco, feliz, radiante, amistoso, y desde esa forma única de él, despedir solo su presencia física, entendiendo que él nunca jamás ni aquí ni en ningún lado dejará de estar con nosotros, porque los cuerpos pueden morir pero nuestras almas quedan anidadas en nuestros corazones.
Hacemos un homenaje a Fco. Para que en su viaje a la ciudad de la luz le vaya fantástico, que encuentre la paz y tranquilidad y que nos ayude desde allá junto a todos los que ya han partido, a seguir nuestra historia personal y social, fortaleciendo las relaciones humanas, no importando las diferencias, solo reafirmando el afecto genuino y desinteresado que nos hace distinto, apegados y aún con el derecho de poder tocarnos, abrazarnos y reconciliarnos.
Un abrazo cálido que sirva de manto para sostener nuestras penas, contradicciones y comprensiones y una irrumpida a pensar que “ni la muerte detendrà nuestro vuelo”.
Tenìa 23 años. |