De todas mis amantes, sólo tú permaneces fiel y piadosa, ¡oh, Poesía!
Se han ido cuerpos y cabellos, miradas, caricias y hasta recuerdos,
Se ha ido hasta el olor y el sabor de los besos;
Me ha borrado el tiempo y el viento los rostros y los nombres,
Y me han abandonado a mi suerte profundos amores.
Por caminos ignotos, oscuros y ajenos se van una a una las musas
Después de haber sembrado sus lirios en mi pecho y rosas en mi cuello,
Después de haber saltado por los nenúfares de mis ojos de lago calmado,
Entonces sacan la hoz del adiós y cortan el tallo y marchitan la flor
Dejando pétalos avejentados que habrán de crujir bajo los pies de la memoria.
Impías caderas, Calipigias multicolores, hidras de mil cabezas o acéfalas,
De todas las vides he probado sus licores, de todos los labios embriagado,
Dormí sobre las finas telarañas de oro y sobre las voluptuosas de petróleo,
Y por todas fui devorado y consumido hasta el último cartílago,
Y por todas fui abandonado hasta la última de mis soledades,
Y todas dejaron su estela sin retorno hacia otros cielos y otros mares,
Y se hicieron vida y muerte y gloria de otras vidas,
Y de todas mis amantes, sólo tú permaneciste fiel y piadosa, ¡oh, Poesía!
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