Que no sea el trigo más que una promesa,
donde la espiga muera simiente
y no sea nunca la mies pasajera del aire,

que no se invierta la arena brillante,
en matriz de pasos errantes
y sean las huellas distantes flores durmientes,

que sea el único quebrar de una rama
crujientes sinfonías siniestras
y el medio día nunca se torne silente.

que se desplome el manto de estrellas
junto a la mansedumbre rota del agua
y claven el cielo de puntas hirientes,

que se rompa en las venas de la vid
el vino y en su tiempo, sepa a brea
siendo ausente de su madre raíz
y de su patria.

- Y entornando los labios de palabra inversa
todo habré de inventar y hacer nueva costumbre;
Ya que si del ayer creía férreo el yugo de amar,
hoy veo transmutar su noble acero
a mísero herrumbre. -




“A veces, nacen los versos inversos
apuñalando de palabras el alma.”