Miré y los vi. Nubes grises los acariciaban y ellos se aferraban a hilos de recuerdos para no caer, para no desaparecer y a medida que los segundos marcaban su expiración, ellos lucían mucho más. Pero pudo más la noche, la oscuridad de aquél atardecer que jamás volverá. Aquellos tiempos pasados marcaron nuestro destino, nuestra soledad; tiempos que me gustaría recuperar y tiempos que procuro olvidar;
Miré y ya no estaban allí. Aquellos reflejos violetas, azules ultramar y rojos carmín habían ocupado mi corazón durante segundos… y los perdí. Después de tanto tiempo ahora siento tu ausencia, ahora que no te tengo y que no te puedo recuperar; ahora que muero por verte tú desapareces en la noche del olvido y quizás, sólo quizás, mañana te volveré a recordar.