VII
-Te gusta dispararles en la cabeza ¿no es así?,- me decía una voz femenina desde el primer piso.
Leo: -Sera mejor que bajes, no tengo todo el día y ya pasó mi hora de la comida, ah! y dile a tu amigo que venga contigo.
-Baja tus armas.
Leo: -¿Por qué debería hacerlo?
-Porque mi amigo, como dices, te tiene justo en la mira desde el edificio de enfrente.
Justo acababa de decir eso cuando el reflejo de un láser rojo pasó enfrente de mis ojos, solté a mi rusa favorita pero trate de esconder mi inseparable 9mm sin que el francotirador me viera.
Leo: -Muy bien, ¿que quieres que haga?, !ya he bajado mis armas¡
Aproximadamente 10 segundos después de silencio, aquel francotirador me dio un tiro en la pierna, lance un grito de dolor por primera vez en mi vida, caí hincado y aquella mujer me repitió que tirara mis armas, sin remedio lo hice, tire mi 9mm pensando que seria la ultima vez.
Luego un hombre entró por lo entrada principal justo donde estaba yo, pensé que era aquel francotirador pero no tenia apariencia asesina, se acercó a mi y me preguntó si lo reconocía, y como no, era aquel niño asustado que vio como mate a su hermano, y el mismo que me había contratado, solo que ese miedo ya no estaba en su rostro, ahora era enojo con fuertes guiños de venganza.
-No respondiste a la pregunta de Nina, ¿te gusta dispararles en la cabeza?
Una mujer oriental bajo del primer piso y se unió a nosotros, después, el francotirador, un hombre pasado de peso y barbòn.
-Pero que preguntas verdad, ya sè que te encanta, lo gozas, !tienes orgasmos cada vez que le vuelas los sesos a alguien!, como lo hiciste con mi hermano, yo sè que tù lo mataste y yo sè que tù conoces al que mató a mis padres tambièn.
Leo: -No te diré nada, y lo siento por tu familia y por ti, pero era nuestro trabajo,-dije sofocado y casi desmayado por el inmenso dolor.
-Tranquilo que no te he preguntado nada, no ahí necesidad de preguntarte nada, si te pude encontrar a ti. ¿crees que no lo puedo encontrar a èl?
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