a recoger frutas y a pasear, Michica y Tita Tulia las gatas, y las niñas Paula, la exploradora Dora, Mariana y Johanna, de casa salieron a primera hora de la mañana

- acompañe usted a las paseanderas – dijo mamá Lorena a Santiago, - vayan con un hombre fuerte que valga, no sea un zorro en el camino con picardías les salga –

en el primer árbol de mangos Santiago se montó, pero de lo gordo que estaba, la rama se quebró y duro al suelo el tío llegó

tan fuerte fue la vibración del golpe, que se fueron a piso todos los mangos y guayabas que el quiso

fueron tantas las frutas que al suelo fueron a dar, que necesitaron una camioneta para poderlas a casa llevar y con ellas conservas para siete años preparar

como hasta al abuelo, del otro lado del mundo dulces le llegó, siempre que pone mantequilla y mermelada al pan o la abuela hace helados de coco, se acuerda del golpe en la cola que Santiago recibió y ríe como un loco.