Deja a un lado los sueños con todo y su propulsor,
Corta las alas a cualquier emplumada fantasía,
No mires siquiera a las mutables nubes viajeras
Y piensa en las estrellas sólo como gigantes de fuego y roca.
¡Madura, madura!
Pierde el encanto de mirar los colores del ocaso,
Que te sea común y monótono el brote de las flores,
Ignora la música de los truenos y el baile de los relámpagos,
Que tu olfato no siga más el perfume de las putas.
¡Madura, madura!
Deshazte de todas tus maletas y vuélvete sedentario,
Trabaja ocho horas y duérmete dieciséis,
Si te dicen poesía, júzgalos locos y habla de economía,
Sé político en las urnas y al activista llama rebelde.
¡Madura, madura!
Piensa que sólo el salmón nada contracorriente,
Ajústate a la norma como el cinturón a tu cadera,
Sé hipócrita por costumbre y cortés por conveniencia,
Que se empolve la utopía a un lado de tu juventud.
¡Madura, madura!
No malgastes la vida viviendo que es de locos,
Vive produciendo, ahorrando y gastando dinero,
Apégate a una religión y deja tu juicio a dios,
Piensa que la felicidad es un conjunto de hechos establecidos.
¡Madura, madura!
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