LA MULA Y EL BUEY, CALIENTAN AL NIÑO…

La mula y el buey,calientan al Niño.Sus ojos le guardan.
Sus oídos, le escuchan,sus ubres manan leche con miel.

¿De qué habláis, de qué os reís?El Niño y nosotros lo sabemos.
Tú, HOMBRE, no puedes entenderlo,pertenece al reino animal.
Hablamos de Naturaleza,de árboles, frutas, viñas y nidos,de río, de mar.
No hablamos de más cosas.Porque El necesita, precisa su sueño.
Sueño, largo y profundo, de Niño pequeño.

Tiempo tendrá, el que quiera.Ya, verá el mar,ya, pisará la tierra,
ya, contará las arenas del desierto,ya, subirá a la montaña.
Ya, recostará en verdes praderas.
Ya, verás las veredas que conducen al huerto.Ya, verás el lago,te bañarás en el río.
Verás, tantas cosas…

Verás, a los hombres tristes y contentos,a los buenos y malos,
a los listos y torpes, a los sanos y enfermos.a los maduros e inmaduros,
también a los prematuros.
Verás a los hombres normales, y tendrás un amor especial,
por los niños subnormales.Verás a los hombres, niños, jóvenes,
ancianos y viejos.Verás tantas cosas… ¡a lo largo del tiempo!

Ahora, a comer, a dormir, es la hora,es lo que tienes que hacer, como Niño pequeño.
María y José se dan cuenta,que la vaca y el buey, no defecan.
Y, esto, no les está bien, les está mal.

Abren la cueva, que está junto al huerto,pasan la tenada, que está cerca,
allí, hay ovejas, gallinas y puercos… Es el sitio indicado,para poder defecar…

En el huerto, hay pozo, hay agua, hay hierba, hay árboles, hay sombras.
Allí, pueden descansar, pastar, beber agua fresca, dormir.
Allí, tienen todo el tiempo que quiera, que precisen.

El Niño, ahora está atendido,y calentito por su Padre José y por su Madre María.
El buey y la mula, pastan en el huerto,toman el sol,respiran el aire limpio,
buscan y encuentran el mejor alimento,que pueden transformar,
en una buena cuajada,una vez terminado el queso.

María y José,ven, oyen lo que hablan,el buey y la mula.
Uno al otro, le dice: -hay una puerta grande…Empuja el buey con los cuernos,
y al instante,de abre…

¡Qué árboles, qué verde, qué pradera,qué regato, corriendo el agua fresca,
qué aire, qué cielo, qué tierra,qué tierra más buena!

Cómo cantan los jilgueros, las alondras, cómo susurran las palomas,
cómo corren sus polluelos.¡Cuántos animales pastando, corriendo, jugando!
¡La tierra, sembrada de árboles grandes, medianos y pequeños!
Unos cargados de hojas, otros cargados de ramas,están dando sombra, cobijo.
Muchos, pero muchos de ellos,dando fruta abundante del tiempo.

El buey y la mula quedaron asombrados,nunca en su vida, habían visto tal hecho.
Vieron unos cestos de mimbre.¡Cuánto le gustaría al Niño,llenarlos con frutas, recién cogidas del árbol,frutos, maduros y frescos!No se hable más.A la faena…

Todos los frutos querían ser los primeros.Todos, se pusieron a la fila,las uvas,
los tomates, los pimientos, las manzanas, las peras, los higos,los melones y sandías.

Las calabazas amarillas, con sus pipas blancas,los girasoles, mirando hacia el sol,
cerrando sus hojas,por un abanico,agitado por las manos, y movido por el viento.

Otros muchos no pudieron pasar a la cita,no había más cestos y había más fruta que cestos.
Las frutas que quedaron por su cuenta, empezaron a deshacerse, como el cirio en la llama,y se presentaron ante el Niño,en compota de agua y azúcar,con todos sus olores y sabores,fresa, ciruela, almendra, melocotón y castaña,guardados en frascos grandes, medianos y pequeños,eran para el Niño, su Papá y su Mamá.

La Madre sonreía, José tenía los ojos abiertos.El Niño levantaba sus brazos,
y en todos, en todos, brillaba la alegría,la alegría que correspondía a su tiempo.

Tiempo de llorar, tiempo de reír,tiempo de sufrir, tiempo de amar.Tiempo de ….
Es Navidad, ¿Lo sabes?Es tiempo de alegría, de amor y de paz.

Una hormiguita se coló entre la fruta.¿A qué vienes tu con nosotras?
Perdona… Se puso a llorar.
No llores hormiguita, dí.Es para hacerle cosquillas al Niño,y obligarle a reír, es tan pequeñitooo…

Todo esto es verdad. ¡¡Lo he visto con mis propios ojos!!No es mentira, es verdad,
dijo una estrella que se detuvo.La que pasaba por allí, la que tocaba,
en aquellos momentos.

Está escrito…Un Dios nacerá,anunciando la paz en la tierra
y la gloria de DIOS en el CIELO.

Firmado: Julián López Santolino.
Salamanca Navid 2010-2011