No puedo olvidar aún esa mirada de aquel hombre que en el momento de comenzar su viaje hacia mi interior, se mantuvo fija, con ojos brillantes.

El sudor recorría su rostro, sus movimientos rítmicos y perfectos hacìan de este acto una bella danza, que permitìa además escucharme del còmo yo tiritaba de placer y gritaba de emociòn, por que había logrado con esa introducciòn y la entrega de su líquido potente, que viera la luz y otra realidad...

Ahì esta la explicación de nosotros los amantes que, hace 6 meses que nos reunimos nuevamente para saciar nuestros deseos carnales, pero tambièn para sanarnos fìsicamente, teniendo la certeza que aunque nuestros destinos fueron otros y somos harina de otro costal, hemos sido media naranja en el placer con la conexiòn profunda de un afecto sin definiciones.