El nido vacío
Con esmero friegas la fuente, como queriéndola rescatar del tiempo, más insistes y más se evidencia lo inútil de tu intento.
Trastos apilados esperan para volver a la mesa, donde habidos comensales aguardan ser atendidos.
A un costado restos de comida acumulados, un botín para las moscas y cucarachas que acechan desde las sombras.
La loza cascada gime en cada mancha, sus rajaduras cobran vida, tal vez por la memoria de mejores tiempos, épocas de mejores invitados y manjares exóticos.
Sin pudor el pensamiento de Pola se materializa en un gesto airado, quitando a pura escoba las manchas, que sobre el piso curtido marcan el mapa de su vida.
Luces ambarinas trasponen vidrios empañados como cobijando sueños, flota en el ambiente una calida sensación de bienestar, el aroma al café recién hecho invita, solo falta que las manos se rocen para encender la hoguera.
Sientes que no podrás soportar la intensidad de ese instante.
Un tenue ruido distrae el silencio y carga de tensión el momento, te retiras nerviosa intentando huir, pero ya es tarde.
...Urgente su boca busca en la tuya lo que se anunciaba en la mirada
Las manos de el se funden prontas en los secretos de tu cuerpo, recorren la silueta que no se niega a las caricias, anchas faldas no son obstáculo para llegar a la intima profundidad del deseo, permitiendo se humedezcan al calor de la pasión.
El rugido de las olas atempera la huida, un sol mortecino cierra su camino entre las nubes de la tarde, la humedad de sus labios refleja una mirada diferente, atrás queda el romance y la entrega que encendiera el fuego, ya sacadas de su cauce no logran detenerle.
Un perro ladra, el abre la puerta y baja las escaleras lentamente, arriba sobre la cama queda el hueco de su cuerpo, una sombra que ya no volverá.
Mientras miras como se marcha, sin poder decirle cuanto le quieres, acaricias el recuerdo de sus manos lejanamente frías, la mirada que te devuelve no se compadece de la curva de su boca.
Sientes que el nido no se podrá sostener en tan desigual lucha, cae la tarde sobre tu rostro en fría lluvia, las lágrimas se funden en la sangre que brota, después de oprimir el gatillo.
Polodislates
05 01 2011
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