IV
-¡Dispara!
No...por...favor...no, me dijo con sus ojos lagrimosos, inmediatamente deje sus sesos embarrados en una de las paredes viejas hecha de tablas de esa cabaña.
-Muy bien hijo, estoy orgulloso de ti.
-De nada padre, fue...divertido.
-No hijo,no es divertido, es un trabajo.
-Entonces...me gusta trabajar padre.
Antes de que mi padre pudiera contestar pudiera contestar a tan escalofriante afirmación, el único testigo de esa tarde comenzó a llorar. Un niño de 5 años que se había despertado por los múltiples balazos que acabaron con sus padres.
-¿Que vamos a hacer con él padre?
-Déjalo
-Pero...
-No nos pagaron para matarlo Leonardo, no trabajamos gratis, debes entender eso.
-Esta bien bien padre lo entiendo.
El único testigo y ahora mi asesino, sabia que era él desde el momento en que lo vi, una victima de mi primera victima que me había investigado todos estos años, y ahora a contratado a 5 infelices de lo mejor del mundo para acabarme, se ha dado cuenta que no soy tan fácil de liquidar.
Salgo a primera hora al trabajo y tomo el primer tren de la estación Manson de Kill City a lo que podría ser mi tumba, sin embargo el miedo nunca fue algo que pudiera decir que existiese para mi, era pura emoción por arrivar y hacer pedazos a esos bastardos.
Mi contratación mencionó que los 5 soplones se habían alojado en un edificio abandonado en las afueras de Kill City, una zona prácticamente desértica, en donde una vida tranquila llena de muerte no podía ser, un excelente lugar para morir y no dejar rastro.
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