Los árboles chuecos

Había una vez, un grupo de árboles jóvenes que dedicaban su tiempo solo a hacer maldades.
Un día estaban en un centro comercial intimidando con su presencia a todas las personas que junto a ellos pasaban. El más pequeño se torcía para no dar espacio a los automovilistas que querían estacionar a su lado, otro cerraba sus ramas para impedir que los pajaritos anidaran en él y por último, el que dirigía a todos era un joven árbol muy engreído y desafiante que le quitaba su sombra a todos quienes bajo el querían descansar.
Desde lejos un viejo álamo siempre los observaba y no hacia más que mover sus grandes ramas de un lado al otro. Un buen día les dijo; jóvenes un día llegará alguien y los cortará o sacará de raíz así es que les recomiendo que vuelvan a renacer, sean lo que son y no leña muerta. Los jóvenes árboles se reían de las palabras de aquél viejo árbol y seguían con su mal comportamiento.
Al otro día llegó hasta el lugar el alcalde de la ciudad, un hombre con mucho poder.
Cuando quiso estacionar su vehiculo al lado del árbol pequeño, vio que este se lo impedía, agotado quiso tomar sombra bajo el árbol joven, pero este dejaba pasar los rayos de sol por todas partes.
Enojado el alcalde, ordenó quitar ese grupo de árboles y en su lugar instalar un buen techo de metal y luminoso plástico de color.