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Cuando la noche cae, con ella también invencibles y crueles aguaceros, viejos y nuevos relámpagos cruzan sus batallas entre nubes que son también como hordas de la muerte. El silencio golpea el eco con el latido cardiaco, la sudorosa niebla se bate en la oscuridad sin luna y yo solitario entre mis cobijas, el reloj a la espera de la ultima cuadrilla de segundos encaminados al hades mientras la sabana me hace monstruo, la vela culmina esa tenue luz que rapta mis pupilas y ante lo más oscuro no sé me ocurre ninguna otra cosa que gritar. La sombra de mi sombra no desaparece ni tampoco el grito, el holocausto de espectros deambula por los pasillos de mi casa, las calaveras juegan en el patio, las ideas se esparcen en los campos, en las calles, en las trincheras, en la tundra y en el laberinto ominoso de mi cuarto. Nuevamente el miedo extrae de mí ser un grito en sincronía con el llanto absoluto del caos, de repente la parálisis con toda su fuerza se adentro a mis sentidos y el sonido de botas de guerra re significó el terror haciendo mi habitación un sinónimo del infierno. Me pregunté si los vecinos escuchaban los murmullos entre los muros o mis gritos o si les estaba quitando parte de sueño a las mujeres en el cabaret de alado o si quizás la señora que sirve café al frente se disgustaría por tantos gemidos que por primera vez no iban a ser pagados, tal vez no le molestaba ni a los muertos que en el panteón de la esquina reciben maldiciones y se retuercen con los mordiscos que les dan los gusanos. El epitafio marcado en mi almohada entre cruces y garabatos anuncia que yo no tendré un nuevo amanecer ni tampoco aquella luz solar que se manifestaba como flechas estiradas resignadas ante mi traición pues ya no soy humano ni tampoco tengo suerte y tal parece que se tardara en volver sin embargo la parodia paradisiaca de mi ilusión era casi escalofriante, luego como ninguno de los fantasmas quiso parar el horario sin descanso de la muerte pase de esa forma toda la noche. La caída de la noche culminaba la precipitación de espectros siendo nosotros los seres más nostálgicos del planeta pero no solamente la noche desviaba su sentido al horizonte sino también todo rastro del recuerdo, era como si la memoria irrumpiera las criptas, los pasos, el paulatino tacto de los muertos y todo lo que en esa noche fui.
(ARMANDO LEGARDA VIVAS 31/10/10)
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Texto agregado el 10-01-2011, y leído por 104
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Lectores Opinan |
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10-01-2011 |
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Interesante narración. Bien escrita. Con toques fantásticos y tenebrosos. 5* Catman |
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