lo admirable es llevarse un tenedor lleno, una cucharada a ras y no sentir ninguna culpa. el cuchillo hace gala, noble, más aun si es de plata (hoy por hoy me conformo con acero inoxidable) del mutilamiento de las carnes, pastas, almidones, vegetales.
salir fuera lo hace más interesante.
así como probar la cocina local, invitado de honor.
los platos, con cariño (siempre deben ser con cariño) así como también las copas/vasos bien puestos, con uno basta.
lo demás es experiencia del comensal.
tener a mano la sal, la mayonesa, la salsa de tomate (dependiendo la ocasión)
el parmesano, la pimienta, la mostaza.
acá en mi tierra, el pebre en la mesa (casi) nunca falta.
descorchar un buen vinito, uno malo también.
en la soledad de una mesa vacía, de una habitación con la tele prendida
en compañía de los amigos, de la familia, de la gente que no se ve hace tiempo.
a veces es un ritual más que una necesidad.
hay quienes comen en un funeral, otro comen en los matrimonios.
cuando gana el equipo de fútbol, cuando llegó la navidad.
si somos, si no somos
hay quienes dice que somos lo que comemos
yo digo que
comemos lo que somos. |