Con cada hora que pasa
se va también mi vida,
Con cada lágrima, cada suspiro
encuentro en las sombras mi refugio.
Construyo en la soledad una fortaleza, un refugio,
Alejado de la desesperanza y de las buenas intenciones.
Una fortaleza que evite que vuelvas a entrar en mi corazón,
Pues los pequeños restos que quedan
son las migajas que dejaste desde tu último adiós.
Decidí arrancarme los ojos… Fue en vano,
pues aun veo tu rostro acariciándome el alma,
sin acusar que al final del día te volverías a marchar.
Las manecillas del reloj arrastran mi vida,
más no ese recuerdo quemante como el sol,
el recuerdo de un beso en mis labios,
El recuerdo de tu adiós.
Un ultimo abrazo y una promesa en la oscuridad,
La promesa de volver a estar juntos,
De amarnos para siempre, sin un final y sin un adiós.
La promesa de seguir colgado de las cuerdas de tu voz
Ahora solo quiero desaparecer,
arrancar mi ser de esta vida
Que sin ti no es vida, salir de esta agonía
en la que me estancaste,
Pero igual no importa a donde vaya después,
Pues tú no estarás allí.
Solo quiero dejar de sentir…
pues de vivir desde hace rato que deje,
Desde el tiempo en que te largaste
para jamás volver.
Y aun así, con la ultima fuerza de mi ser,
Con el ultimo susurro de mi voz,
mis ultimas palabras son “te amo”
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