Siguen derrumbándose los muros
que cuidadosamente construí,
los que construyó mi miedo
como cárcel consentida...
Siguen cayendo estrellas fugaces
de mi cielo de papel,
mientras mi mente me juzga
por mil cosas que no le permito...
Siguen muriendo verdades
que apoyaron mi tragedia,
sigue el profundo suspiro
dibujando un beso en el aire...
Sigue la rama perdiendo sus hojas,
castigadas por el otoño errante,
y siguen mis penas lavando mi alma
de la pesada monotonía...
Sigue la voz susurrándome
el eco de la incierta derrota
y mi alma se corona emperadora
en el país que busqué sin cesar...
La fría piedra de ayer
calienta las paredes de mi libertad,
el nido donde nacieron mis alas
está vacío, como mis manos...
Y comienza la vida... Una vez más.

(24/11/03)